Me encanta pasear por Madrid.
Sin rumbo, ni objetivo determinado, sin prisas y sin agobios.
Mis pensamientos se entrecruzan con muchos otros con los que jamás llegan a intercambiarse y que varían desde la ilusión, a la decepción, de los proyectos por emprender, a los éxitos cumplidos, o los fracasos rotundos, de amores por empezar, a convivencias rotas, desde las alegrías de compartir, al dolor por las ausencias y mil cosas más.
Cada uno a lo suyo. Así es la gran ciudad.
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