domingo, 30 de septiembre de 2012

PEDRO "PERSONA NON GRATA"


Esta mañana, en el desarrollo de mis labores domésticas, o como dice una amiga mía, mientras echaba horas, mantenía las ventanas de mi casa abiertas para darle libre tránsito a las motas de polvo, más con la esperanza de que salieran que de que entraran más.
Mientras en mi mente se iba moldeando un nuevo proyecto laboral, en mis oídos retumbaba de nuevo el nombre de Pedro, del que ya os hablé el 24 de agosto. 
(http://atencionalciudadanoyotrosasuntos.blogspot.com.es/2012/08/pedro-el-diablillo.html)
Cansada de que el nombre interrumpiera insistentemente cada uno de mis pensamientos, decidí sacar la cabeza por la ventana, aunque no sé muy bien con qué intención.
Cuál no ha sido mi sorpresa cuando al girar la cabeza colaborando en la búsqueda de la bendita criatura, un señor hecho y derecho, con todo su pelo en pecho, salía del bar de la esquina refunfuñando que le molestaba mucho que le llamaran por la ventana.
Y yo todo el verano pensando que era un crío con especiales habilidades para el escondite.
Desde luego, lo que hace la ignorancia.
Este señor se ha debido pasar todo el verano en el bar de la esquina, mientras su familia nos deleitaba a todo el barrio con el sonido de su nombre en todos los tonos y volúmenes posible a las horas más variopintas.
Imagino que cuando entre en ese bar podré ver una foto enmarcada y en plan "altar", del sujeto en cuestión, con el cartelito de Cliente VIP, Preferente o algo por el estilo. Aunque claro, lo que a mí se me antoja es poner un enorme cartel en el barrio que diga “persona non grata” y su foto impresa a máxima calidad.
NOTA: Persona non grata (del latín persona non grata; plural: personæ non gratæ), significa literalmente "una persona no grata" como sinónimo de persona no bienvenida. Es un término utilizado en diplomacia con un significado legal específico.

sábado, 29 de septiembre de 2012

LA TEORÍA DEL CAMBIO


Por las circunstancias acaecidas en el día de hoy, al llegar a casa, ya un tanto agotada, pero sin un ápice de sueño, mi mente y mis manos se han volcado en internet en la búsqueda del significado de la palabra cambio. Esta palabra me ha acompañado, cual perrito faldero, a lo largo de todo el día.
Wikipedia en su enlace http://es.wikipedia.org/wiki/Cambio, me ha ofrecido el siguiente significado:
Cambio es el concepto que denota la transición que ocurre cuando se transita de un estado a otro.
En sí no me dice nada que no sepa, pero me permite analizar y reflexionar y entonces se me viene a la mente una frase de Albert Einstein (creo): “Si buscas resultados diferentes, no sigas haciendo lo mismo”.
Tampoco me aporta mucho, pues realmente no buscaba resultados diferentes.
Mi mente ha seguido revolviéndose en sus recuerdos hasta llegar a la universidad, a la clase de sociología (¡que bonita asignatura!) cuando el profesor Pérez Rubio nos habló de la Teoría del Cambio.
Desde entonces ha llovido mucho (unos años más y otros menos) y se ha seguido escribiendo mucho al respecto, pero en todo momento se habla de un cambio buscado y deseado.
Y mi pregunta es: ¿Qué resuelve esta teoría cuando es el cambio el que te busca a ti y una vez te atrapa no te suelta?
Creo que en algún momento me he visto envuelta en la Teoría del Cambio de alguien. Hoy soy un factor dentro de un flujograma o mapa estratégico. Me ofrecen, que no imponen, el cambio, sin embargo mi decisión afectará a otros componentes, que a lo mejor no tienen la opción de elegir.
De momento y en proceso de asimilación del cambio, dedicaré el fin de semana a pensar en otra cosa, pues de lo contrario, el lunes, cuando se ejecute el cambio de puesto de trabajo quizá llegue demasiado agotada y no encuentre la nueva ubicación, ni al nuevo jefe, ni a los nuevos compañeros ni a mi nueva yo.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

LOS HIJOS DE…


Hay seres humanos que disfrutan puteando a los demás.
Crear incertidumbre, miedos, angustias, inseguridad, sumisión, y un largo etcétera de sensaciones desagradables, son la máxima de algunas personas que están en este mundo porque tiene que haber de todo.
De ellos, suele decir mi padre, que no se merecen ni el oxígeno que respiran.
Alguien me dijo una vez que estas personas también tienen madre. 
Evidentemente, la “señora de vida alegre” que los parió.

lunes, 24 de septiembre de 2012

MUY RECOMENDABLE PARA MUJERES


Llegas a casa, comienzas a llenar la bañera, añades sales de baño, esencias, aceites y espuma.
Mientras la bañera va adquiriendo el nivel óptimo (sin pasarse que después se sale) pones música, te sirves una copa de vino, enciendes alguna que otra vela aromática y eliminas o apagas cualquier objeto que pueda entorpecer la relajante tarea que vas a emprender.
Te metes en la bañera y a disfrutar. Comienza la hora paradisiaca. Tiempo recomendado, una hora como mínimo.
Esto lo leí hace mucho tiempo en algún sitio y aunque no es literal, era muy parecido y mantiene el mensaje.
Me atreví a probarlo poco después de leerlo y desde entonces, repito el ritual con menos frecuencia de lo que me gustaría, pero sí de vez en cuando, aunque con ligeras variaciones en función del momento, los gustos, las necesidades y las existencias. A veces no hay velas, otras veces incluyo libro, y el vino me acompaña poco porque soy más de refresco.
Ayer añadí una variante casi al final del proceso.
Una crema exfoliante, un gel y una crema hidratante que mi cuñada, que es un cielo de las que se merecen que le hagan un monumento, me regaló por mi cumpleaños.
Todos estos ungüentos, aunque son algo laboriosos en su aplicación, dan un resultado espectacular. Te dejan la piel extremadamente suave y ligeramente perfumada.
Y aunque esto lo puedan hacer hombres y mujeres por igual, no es lo mismo le pese a quien le pese. Nosotras disfrutamos más de la parafernalia del baño y ellos de la suavidad final, para qué nos vamos a engañar.

domingo, 23 de septiembre de 2012

CADA MOCHUELO A SU OLIVO


Fin de semana de risas, reunión de amigos, últimos baños en la piscina, celebraciones, cine de verano, lágrimas, despedidas, paraguas, maletas, limpiaparabrisas a tope, vamos, lo que se llama un fin de semana completito.
Ha llegado oficialmente el final del verano y el comienzo del otoño.
Esto, en mi familia, supone abandonar la casa familiar, ya que pasamos los veranos todos juntos en casa de mis padres, en el campo.
Son muchas idas y venidas, mucha chiquillería, jaleo constante, acostarse tarde y levantarse temprano y ver disfrutar a mis padres con todos los “pollos” a su alrededor.
Pero ahora toca que cada mochuelo vuelva a su olivo y aprovechando que el cambio de estación ha caído en fin de semana hemos hecho la fiesta de despedida de los amigos del verano, el sábado.
Tuvimos un día fantástico. Hizo sol y calorcito, el justo para darnos el último baño. Disfrutamos el día juntos y tuvimos cine de verano por la noche.
El domingo, sin embargo, tocaba preparar maletas y empaquetar bártulos, aunque el tiempo también nos ha acompañado anímicamente, porque ha hecho frío, ha llovido considerablemente y las ráfagas de aire invitaban a estar dentro de la casa. Entró el otoño.
El último día, que tenía un tono tristón por la circunstancia, ha terminado con las típicas lágrimas de despedidas que se verán convertidas en risas al inicio del próximo verano, cuando los mochuelos volvamos a salir de nuestro olivo.