jueves, 31 de mayo de 2012

MALENA

Llevo tiempo intentando escribir sobre ella, sin embargo la extensión de los textos, la cantidad de cosas que quiero contar y la calidad de mi redacción, han hecho imposible esa publicación en este blog.
Hoy lo hago con el corazón roto y los ojos llenos de lágrimas. Tengo la sensación de haber llegado tarde, muy tarde.
Al mediodía, justo cuando iba a empezar a comer, mi teléfono ha empezado a vibrar mostrando su nombre en la pantalla.
Inmediatamente pensé ¿en qué lío andará metida esta mujer? (Líos en el mejor de los sentidos). Hoy ha resultado ser el peor de todos.
El diagnóstico llegó hace unos días. Tiene varios tumores cerebrales (ha dicho algún nombre técnico de los que soy incapaz de recordar). Se ha tomado este tiempo para realizar las gestiones oportunas y hoy quería ver a algunos de los amigos para despedirse. Se marcha a Estados Unidos.
-Quince minutos y echamos un café.-Ha sido su frase antes de colgar.
Al colgar el teléfono, casi de forma inconsciente me he derrumbado sobre el sofá y un grito ahogado se me ha escapado del cuerpo sin dejarme ni un resquicio de oxígeno en mi interior. He sentido un dolor que naciendo del estómago se ha expandido por todo el cuerpo. Y necesitaba romper a llorar, pero mis ojos no me respondían.
En una rápida recomposición he cogido el coche y he puesto la radio. Mi mente buscaba explicaciones alternativas a semejante injusticia.
Durante el café, después de los oportunos saludos, abrazos y lágrimas incipientes, la conversación ha girado en torno al futuro, a visitas que nos obligarían a cruzar el charco y a los preparativos del recibimiento el día que vuelva. Del presente se ha hablado poco. Unos pequeños ajustes de proyectos pendientes y poco más.
En el transcurso de las conversaciones y sin aportaciones por mi parte, su mirada me iba desmontando poco a poco. Leía en sus ojos la falsa esperanza que hábilmente transmitía a los demás.
En una de las más amargas de mis despedidas, en el momento del abrazo final, su voz se grababa en mi cerebro. “No voy a volver, eso lo sé, pero, por favor, cuídate mucho que ya no voy a estar yo aquí para hacerlo”, “Tendrás noticias mías antes de un mes”.
De vuelta en casa, sola, por fin el llanto ha brotado. Ahora necesito unos días, pensar y asimilar y después realizaré los encargos que me ha hecho.
“Cuando leas esto y sé que lo harás, quiero que sepas que de todo lo que se ha dicho, lo único que realmente me resisto a creer es que ese haya sido nuestro último abrazo”.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Y EN LA NOCHE...

te echo de menos. Me había acostumbrado a ti, a escucharte todos los días a mantener nuestra pequeña conversación diaria. En los tres días que llevo sin oírte, te he echado en falta.
Querido silencio de la soledad nocturna, te invito a que vuelvas, aunque no quiero que te hospedes conmigo de forma permanente. No te ofendas, pero sólo me apetece que vuelvas de vez en cuando, lo justo para saber que puedo seguir contando contigo.

domingo, 27 de mayo de 2012

MIS LABORES

En el desarrollo de mis tareas domésticas, mientras recogía la ropa, he descubierto un agujero en un calcetín.
En estos casos, sin mucho miramiento, observo el calcetín como muestra de agradecimiento por el servicio prestado, dedico un par de minutos a recordar los mejores momentos vividos juntos y lo deposito con mucho cuidado en el cubo de la basura.
Hoy, durante el proceso de observación he creído acertado dar una segunda oportunidad a este objeto que tan fiel me ha sido. Entonces he recordado la profesión de zurcidora. Mi abuela me contaba historias sobre estas profesiones, hoy ya en desuso y que a mí, siendo pequeña, me parecían de lo más entretenidas.
Como mi gusto por las labores de costura va muy unido al gusto por el resto de las tareas domésticas y ya me viene desde muy pequeñita, jamás aprendí a coser, ni a hacer punto, ni ganchillo, ni bordados, ni estas cosas que ya no se aprenden, pero que en la época de mi niñez, todavía algunas abuelas intentaban inculcar a las que no eran tan rebeldes como yo.
Tengo una amiga, que además de excelente y creativa modista, es una experta en arreglos. En muchas ocasiones, no quito ojo a su manejo de la aguja que tiende a embelesarme. Y aunque no es lo mismo aprender mirando que llevarlo a la práctica, hoy me he sentado cómodamente, con todos los aperos que he considerado necesarios para la costura (cosa que me ha costado un rato y varios ahora me siento ahora me levanto, porque cuando no me faltaba el hilo, me faltaba el dedal y cuando lo tenía todo, me había dejado el calcetín encima de un mueble). La labor me ha parecido de lo más difícil. El resultado además de catastrófico, ha hecho que me ría un buen rato, pues mi abuela tenía razón cuando utilizaba la expresión “culopollo” al referirse al mogollón de hilos que arrugaban el trozo de tela que yo le mostraba al finalizar mi tarde de labores.
De momento el calcetín ha pasado junto a su pareja al cajón de los mismos, aunque no sé si alguna vez volverá a desarrollar su función. Supongo que algún día en una de esas limpiezas generales que se suelen hacer, haré lo que hoy por vergüenza no he sido capaz y la pareja descansará feliz en el cielo de los calcetines.

sábado, 26 de mayo de 2012

PARA TODO HAY QUE VALER

Si me hubiera dedicado a delinquir, en vez de a lo que me dedico, que dicho sea de paso, no tengo muy claro que es, habría tenido una carrera profesional muy corta.
En un breve período de tiempo, me he encontrado, de forma consciente, fuera de la ley en dos ocasiones.
La primera, hace un par de meses más o menos, pasando un agradable día de campo con unos amigos a la orilla del río. Mientras algunos zanganeábamos sentados en cómodas sillas campestres, junto al adecuado avituallamiento situado sobre la mesa, otros dedicaban el día a la pesca. Después de comer, y consciente (pues llevaba todo el día pensándolo) de que no tenía los permisos oportunos para realizar esta actividad, me lancé. Cogí una de las cañas y situada a la orilla del río dediqué toda la tarde a sacar peces que, unidos a los que sacaron los demás, sumaron más de cien. Disfruté de lo lindo, pero al día siguiente, con el recuerdo del nerviosismo provocado por la remota posibilidad de que alguien con autoridad me requiriera la licencia necesaria, le di el dinero a uno de mis tíos (con algo más de tiempo que yo), para que me realizara las gestiones oportunas y me proporcionara mi carné de pesca. Posiblemente no lo vuelva a utilizar, caducará y habrá sido un dinero gastado inútilmente, pero mi conciencia, dormirá tranquila.
La segunda ha sido hoy, que saltándome mis tareas habituales de sábado, me he acercado a realizar unos trabajos de rehabilitación en casa de mis padres. Al llegar, lo primero que se me ha venido a la cabeza ha sido que no teníamos licencia de obra. Pero no importa, total, es poca cosa y en cuatro o cinco horas todo estará como nuevo. Una hora después subida en una escalera, espátula en mano y con los nervios de punta por el miedo de que pudiera aparecer la policía municipal pidiéndome el permiso del Ayuntamiento, he desistido de la reparación. El lunes pasaré por el organismo oportuno, solicitaré la licencia y después rehabilitaré todo lo rehabilitable.
Es una lástima, porque la profesión de delincuente, que no sé muy bien en qué certificado de profesionalidad se encuadraría, visto lo visto, últimamente, parece ser de lo más emocionante.
Pero, ¿qué le vamos a hacer? Para todo hay que valer.

jueves, 24 de mayo de 2012

CUANDO EL RÍO SUENA…

…a mí me duelen los oídos.
A pesar de que soy una mujer muy dada al uso de refranes, hay algunos que realmente me tocan la moral.
Durante una charla de café, ha salido un comentario que me ha dejado un poco perpleja. Ante mis dudas sobre la veracidad del mismo se me ocurrido preguntar el origen de la información por aquello de poder hacerme una composición sobre su legitimidad. Cual no ha sido mi sorpresa cuando lo que he obtenido por respuesta ha sido este refrán.
Hoy por hoy, y supongo que en algo ayuda la situación económica y social que nos ha tocado vivir, la “rumorología” está cada vez más en auge. Y por si fuera poco, la acompañamos con el bendito refrán que bastante solera aporta.
Si en algún momento le quieres levantar un falso a alguien, tan sólo tienes que lanzar el comentario y después acompañarlo de esta frasecita.
Yo particularmente, le daría un bonito feliz a este refrán, que ya dio que hablar lo suyo y lo ajeno y que cumplió su misión más que de sobra y me quedaría con otros como:
 “A quien madruga Dios le ayuda” Este está bien, aunque no espero mucho la ayuda de Dios porque lo de madrugar no es precisamente lo mío.
“A bonitas horas mangas verdes” Coherente, aunque fácil de rebatir con “Más vale tarde que nunca” o “Nunca es tarde si la dicha es buena”
“Quien te ha visto y quién te ve” Pues sí, porque estamos sujetos a continuos cambios.
“Vísteme despacio, que tengo prisa”. Muy apropiado para los tiempos que corren.
Y por supuesto, “Suegra, abogado y doctor, cuanto más lejos, mejor”, que necesita poca explicación.
Para ampliar la “cultura refranera” recomiendo una página, que aunque da pocas explicaciones, ofrece una amplia variedad.
http://iesaugustobriga.juntaextremadura.net/memoria/REFRANES.htm

miércoles, 23 de mayo de 2012

EL ALMA

Una noche, sentada en el sofá, al cruzar los brazos sobre su torso, notó que le faltaba cuerpo, volumen. No es que estuviera más delgada, era que su alma estaba perdiendo su peso específico.

lunes, 21 de mayo de 2012

ARQUÍMEDES

Arquímedes ha hecho estragos en mi cuarto de baño.
Me he acordado de él justo en el momento en el que el volumen de agua desplazado por mi cuerpo no ha sido absorbido por el desagüe de emergencia que todas las bañeras tienen y se ha desbordado.

sábado, 19 de mayo de 2012

SÁBADO

Después de cinco días en los que mi conexión con la realidad se producía por el sonido de los diversos despertadores y de la televisión que amenizan el comienzo del día, en los que el momento de levantarme de la cama venía precedido por una exploración mental de mi cuerpo en búsqueda de algún dolor (flojito, claro) que me permitiera quedarme en la cama el resto del día, en los que miraba el despertador minuto a minuto con la esperanza de que el tiempo se detuviera y poder seguir durmiendo hasta saciarme, en los que, una vez fuera de la cama, el llegar al cuarto de baño, se convertía en una larga excursión y salir de él, en una tarea inalcanzable, en los que por más que intento correr, con más lentitud y torpeza me muevo y más deprisa se desplaza el segundero del reloj proporcionándome de forma continua la sensación de que voy tardííííísimo.
Después de todo eso, hoy es sábado, por fin es sábado. Al abrir los ojos, se escapa una mirada al reloj. Pero se convierte en una cuestión orientativa, me invade una sensación de indiferencia hacia el resultado que me ofrece. Remolonear, que es mi actividad favorita, es lo que hago en esos instantes. Vuelvo a cerrar los ojos y me doy media vuelta, a veces, en el intento de recuperar algún sueño que me resultaba agradable y en otras ocasiones, simplemente disfrutando del momento. Tiro de mis sábanas hasta que prácticamente tapan mi cabeza, y con la agradable sensación que me proporciona su tacto suave sobre mi cara, se me escapa una sonrisa. Muevo mi cabeza sobre la almohada buscando la mejor posición, como si fuese a permanecer ahí una larga temporada y necesitara estar más que cómoda. Muevo mis pies, palpando con ellos la temperatura del interior de la cama e intentando recuperar el lugar en el que estaban que es el más calentito. Y cuando todo está ya en su sitio, disfruto de esa felicidad con un estremecimiento con el que parece que quiera hundirme más en el colchón, aunque claro, con estos colchones modernos, hundirse, lo que se dice hundirse, es imposible.
Tras un tiempo indeterminado e incalculable, tanto por su cuantía como por su valor, salgo de la cama y me pongo en marcha.
En la cocina, mientras preparo el desayuno, voy haciendo un repaso mental de las cosas que tengo que hacer, de los amigos con los que he quedado y de lo que tengo que llevar a mi esperada reunión semanal con la familia. Y en la que voy y vengo del frigorífico a la tostadora me fijo en la puerta del lavadero, que parcialmente abierta me ofrece el paisaje más aterrador de todos los sábados. Cepillo, recogedor, cubo y fregona.
Odio las tareas domésticas. Las odio con toda mi alma. Además me da mucha rabia cuando escucho decir a alguien frases como: “Pues a mí, planchar me relaja”, “Yo disfruto mucho fregando el suelo”. Pero ¿cómo se puede relajar alguien planchando la manga de una camisa? Además de ser pequeña, por lo que no cabe la plancha dentro, se van formando arrugas a la vez que la intentas estirar y cuando crees que ya está toda lisita, le plantas la plancha encima, presionando bien y sacando todo el vapor y le terminas haciendo unas arrugas que quedarán marcadas como tatuajes. No lo entiendo.
Entonces, voy hacia el salón por si el ruido que me ha parecido escuchar, es el sonido del teléfono que quiere empezar a sonar con el objetivo de salvarme. Quizás haya surgido alguna emergencia que me permita desayunar, ducharme y salir de casa escapando de mis enemigos del perfecto sábado. Pero no, es mi subconsciente en un intento fallido de escapada.
Miro por la ventana, está lloviendo. Estos meteorólogos cada vez aciertan más. Lo llevan anunciando una semana.
Definitivamente no hay escusas. Desayuno, tareas domésticas, ducha y después podré disponer de mi tiempo.

miércoles, 16 de mayo de 2012

SENTIMIENTOS DE HOY

Ayer me enviaron un texto por e-mail que hacía referencia a los cambios generacionales y su influencia en la situación económica. Cuando consiga averiguar su autor y procedencia, lo colgaré en el blog, porque entre otras cosas, me pareció que reflejaba una realidad como un templo de grande.
Hoy, en el transcurso del día, que ha sido de todo menos fácil y monótono, he pensado varias veces en el esfuerzo y el sacrificio relacionado con lo laboral, tema al que hace referencia el mencionado texto. Y unida a esa reflexión las palabras incompetente e impotente, han deambulado varias veces por mi cabeza.
He buscado su significado, sobre todo, para asegurarme de que mis pensamientos eran correctos y en ningún momento dejaban hueco a la ambigüedad.
incompetente
1.       adj. Que no tiene capacidad para resolver con eficacia algo

impotente
2.      adj. Que no tiene poder, fuerza ni potencia para hacer algo:
se sentía impotente ante aquella injusticia.

Ahora estoy totalmente segura, hoy me he encontrado con unos cuantos incompetentes y me he sentido totalmente impotente.

martes, 15 de mayo de 2012

MI TARJETA

Me tocó. Llevaba tiempo sin que una máquina, sin cómo ni por qué, se dedicara a complicarme la vida.
Ayer, al salir del médico y de camino hacia mi trabajo, entré en una oficina del BBVA para intentar sacar dinero. Hoy, vuelvo a la misma oficina para intentar sacar mi tarjeta.
El objetivo de ayer no se pudo cumplir, esperemos que el de hoy sea más alcanzable y no me toque un tercer viaje.
¿Por qué no pude recuperar mi tarjeta en el momento del suceso si estábamos en horario de oficina? Misterio, aunque no sé si de la economía, de las tecnologías o de los procedimientos, pero al fin y al cabo, misterio.

MIS NUEVOS SANTOS

Hoy he conseguido algo más de una hora para mí. Me apetecía entrar en internet, leer el periódico y alguna publicación nueva de los blogs que tengo como favoritos. También quería buscar alguna canción (título y autor) que he recordado esta semana y clasificar unas fotos que desde hace algún tiempo tengo pendiente.
Lo que me suele suceder en estos casos es, que son tantas las cosas que quiero hacer y tan poco el tiempo que tengo, que me aturullo, no me organizo y lo hago todo a medias, aunque tampoco me importa mucho, puesto que es mi tiempo libre y lo empleo como más me apetece.
Al conectarme a internet, visitando unas y otras páginas a las que accedo por enlaces que me parecen interesantes, he ido leyendo y visualizando imágenes de los temas más dispares. He leído una entrevista de la cantante Soraya Arnelas. Así he descubierto la revista Grada y le he echado un vistazo, (la edición era del 2009, aunque eso, y siendo yo, es lo de menos). Leyendo algún que otro artículo, han aparecido unos datos sobre la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura junto al nombre de una persona que conozco. Esto me ha llamado la atención y me he decidido a buscar un documental al que hacían referencia “Libertad enterrada”.
Antes de iniciar la búsqueda y totalmente convencida de que no lo iba a encontrar, (pues es lo que me suele suceder), he recurrido a la ayuda de los santos de las nuevas tecnologías, por lo que he dirigido todas mis plegarias a “San Google” y “Santa Wikipedia”.
Por una vez, y supongo, sin que sirva de precedente, mis rezos han dado su fruto. He encontrado el documental completo. Eso sí, dividido en tres partes y mostrado por “Don Youtube”.
Bendito internet.

martes, 8 de mayo de 2012

EL CARTELITO

Al llegar a una de las oficinas de "mi" Administración Autonómica, actualmente llamada Gobierno de Extremadura, para realizar unas gestiones, tuve que esperar un rato hasta que me tocara mi turno.
En el tiempo de espera, observando a unos y a otros, y fijándome en los detalles decorativos de cada espacio de trabajo delimitado por algo más que cada mesa acompañada por un par de sillas, me detuve a leer un cartel que estaba pegado justo detrás del trabajador que me tenía que atender. “Hoy es un magnífico día , seguro que viene alguien y lo jode”
Lo tuve que leer dos veces, porque no daba crédito a lo que mis ojos me mostraban. Primero pensé que era un error. Seguro que es una de esas frases que cuando las lees deprisa parece que pone una cosa y cuando las lees detenidamente, palabra a palabra, cambia totalmente el significado. Pero no. La leyera como la leyera aquello no cambiaba.
Miré entonces al funcionario dueño de aquel espacio y del cartel y que me tenía que realizar los trámites, e intenté ver en él a un señor amable, simpático, comprensivo y algo bromista. Pero su cara me devolvió la sensación de todo lo contrario.
En el intento de resolver las cuestiones del ciudadano que me precedía en la cola, el trabajador tecleaba incesantemente, deduzco, por las caras que iba poniendo, que sin obtener el resultado deseado.
Comencé a pensar de qué forma debía plantear mi situación para que resultara lo menos molesta posible, para contar con toda la colaboración de aquel trabajador, a mi parecer poco cordial y poder irme a casa con mis asuntos resueltos.
Al volver a fijarme en el cartel, con la mirada distraída absorta en mis pensamientos, se me vino a la cabeza una reflexión: Con qué poco estilo, eso sí, original y de mal gusto, este señor me estaba dando a entender que no le anduviera caldeando los cascos. ¡Manda huevos! Ahí estaba yo devanándome los sesos, trazando el planteamiento de entrada, para facilitarle el trabajo a él y no molestarle mucho. El cartel cumplía totalmente con su cometido.
Aún así, la gestión me llevó dos días y pasar por cuatro mesas distintas, hasta que un trabajador que no tenía colgado ese cartel detrás, que sí era amable, simpático y comprensivo,  no le importó levantarse de su mesa un número incontable de veces para conseguir toda la documentación que mi situación requería.

domingo, 6 de mayo de 2012

FELIZ DÍA DE LA MADRE

Hoy he pasado el día con mi madre, a la que le dedico esta postal con todo mi cariño, para que le ayude a aguantarme en los malos momentos y a disfrutar juntas de los buenos.

Y como lo bueno es compartir, le deseo la misma felicidad a todas las mamás del mundo, desde las que acaban de iniciarse en el cargo, hasta las que ya están de vuelta de todo y aquí dejo un pequeño listado de todas las que tengo cerca (aunque sea en el sentimiento) enviándoles un beso muy grande: Montse x 2, Ani, Ana, Pepi, Adelaida, Puri, Sonia, Blanca, Beli, Sacri, Chari, Eva, Mª José, Julia, Susana, Reyes, Isa, …(lo de los puntos suspensivos es por si me he quedado a alguien para atrás, porque como ya sabéis, soy un poco despiste).
FELIZ DÍA A TODAS.

sábado, 5 de mayo de 2012

PROHIBIDO PASAR

En un viaje a Holanda, un par de amigos míos paseaban por el campo junto a la pareja de holandeses, anfitriones de la visita. En un cruce de caminos, uno de ellos, se detuvo junto a un cartel del que desconocía el significado de sus palabras. Uno de los anfitriones tradujo el mensaje que decía: Prohibido pasar.
El primero en fijarse en el cartel movió su cabeza a un lado y a otro y al no ver a nadie preguntó: ¿dónde está el guarda?
¿Qué guarda? Preguntó el traductor.
El que vigila que no pase nadie. Insistió
Pero ¿para qué se necesita un guarda si hay un cartel que te prohíbe pasar? Preguntó sorprendido.
Ya, pero así cualquiera puede colarse.
Pero…¿para qué va a colarse nadie? El cartel permanece aquí todo el día y avisa de que está prohibido pasar. Sería de tontos pasar ¿no?
Mi amigo, que es de pocas palabras y menos discusiones, se encogió de hombros y continuaron con el paseo.
Eso en España, como no vaya acompañado de una buena verja, cerrado con una buena cancela y acompañado de un par de guardas forestales, es una bonita invitación a pasar. Fue su última reflexión al respecto.

jueves, 3 de mayo de 2012

EL NUEVO COMIENZO

Al meter la llave en la cerradura, siendo ya las once de la noche, apenas podía sostenerse. Al traspasar la puerta, lo vio, allí estaba él. Al final del salón, junto a la ventana, bajo el resplandor de la luz de lectura, con sus gafas y uno de sus libros, deleitándose con su principal entretenimiento y disfrutando del último café del día que reposaba sobre la mesita colocada junto al sillón.
Al entrar, la sensación de paz invadía hasta el último rincón de la casa. El silencio entre dos piezas musicales marcó el punto final de la lectura y por un instante sirvió de conexión entre ambas miradas.
Soltó su libro y sus gafas. Se  incorporó y caminó hacia ella, dispuesto a hacer lo de todas las noches, unir los trozos rotos que noche tras noche recomponía. Cada vez más, temía no encontrar todas las piezas para poder pegarlas y devolver al trabajo una mujer completa cada día.
Sin palabras abrió sus brazos, donde ella cayó como atraída por un imán. Se miraron a los ojos y entonces, cuando ella leyó en sus ojos el amor sincero que él le ofrecía, y sólo entonces, se sintió tranquila. Esos brazos que la rodeaban le brindaban toda la protección que necesitaba.
El camino hacia la cama fue el preámbulo de caricias y besos que culminaron en susurros al oído mientras la poseía. En cada estremecimiento iba resurgiendo su condición de mujer hasta recuperar todas las fuerzas perdidas saciando así de forma intensa los deseos de ambos.
Al abrir los ojos, en mitad de la noche, estiró su brazo buscando su cuerpo. Intentaba calcular la distancia para acercarse, lo justo para sentirlo, sin llegar a despertarlo de su sueño habitualmente ligero, pero no lo encontró.
Se incorporó y sentada en la cama fue consciente de que hacía mucho que no estaba. Un día se cansó de unir piezas una y otra vez, o tal vez, no encontró piezas que unir, recogió sus cosas y se marchó.
Al principio, estos sueños hacían que se despertara gritando por el dolor, doblada y empapada en una mezcla de sudor y lágrimas. Pero esta vez, su cara se iluminó con una sonrisa, ya no había llanto. Descubrió que ahora, sin sufrimiento, lo podía recordar en sueños, pudiendo disfrutar de aquella protección, de aquel placer y de aquella tranquilidad. Ese fue el día del nuevo comienzo.

martes, 1 de mayo de 2012

1 DE MAYO DE 2012

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una jornada de reconocimiento a los logros alcanzados (jornadas laborales de 8 horas) por el movimiento obrero y se celebra en la mayoría de los países del mundo, entre ellos España. Se conmemora los hechos ocurridos en la ciudad norteamericana de Chicago a consecuencia de las manifestaciones obreras convocadas para el 1 de mayo de 1886, de las que resultaron condenadas a muerte 5 personas.
También es el día del 160 aniversario del nacimiento de Santiago Ramón y Cajal, nacido el 1 de mayo de 1858. Fue uno de los médicos españoles más importantes de la historia y jugó un papel fundamental en el desarrollo de las investigaciones del campo neuronal. Consiguió un premio Nobel en medicina.
Y hoy hace un año de la muerte de Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, como consecuencia de los disparos producidos por un comando norteamericano durante una operación de la CIA en la localidad de Abottabad, al norte de Pakistán. Bin Laden era el hombre más buscado internacionalmente tras haber reivindicado la autoría de los ataques contra las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Un día de rememoraciones variopintas.

NO ME CHILLES QUE NO TE VEO

Este es el título de una película que ayer me vino a la cabeza tras escuchar y comentar una noticia de la radio con los compañeros de trabajo.
Julia Otero, comentaba en su programa de la tarde que le han puesto una multa a un señor por hablar por el móvil mientras conducía. Hasta ahí, todo normal y dentro de lo que cabe lógico, si no fuera porque el señor en cuestión tiene una discapacidad auditiva y vocal que sobrepasa el 90%. Vamos, que es sordomudo, que no tiene, ni jamás ha tenido un móvil y lo más grave, que está incapacitado para usarlo.
Da igual, la multa se ha mantenido y a pesar de que la ha recurrido presentando todos los certificados médicos posibles, los señores de la administración pública, han seguido considerando que tenían razón.
Tras pagar la multa, la abogada de este señor, ha presentado la denuncia correspondiente y ahí andan, batallando, no sólo para recuperar el dinero, sino para demostrar la inocencia de su cliente y, supongo yo, la incompetencia, en este caso, de los funcionarios implicados.
A raíz de la noticia, uno de mis compañeros, comentaba que esa misma mañana, Carlos Herrera, quien habitualmente no confirma sus fuentes, pero que ese día tenía al implicado en antena, hablaba del caso de otro señor al que le habían puesto una multa de tráfico. Desconocemos el motivo de la multa, pero da igual, porque el señor es invidente y ni tiene coche, ni está capacitado para conducir. No obstante, al igual que en el primer caso, tuvo que pagar la multa y después recurrir, con las consiguientes molestias posteriores, entre las que se incluye la asistencia al juzgado (con la tira de cupones de la ONCE colgados de su chaqueta) fuera de su localidad.
Otra vez, echamos en falta a un trabajador de la administración pública, con dos deditos de frente, capaz de parar semejante secuencia de gilipolleces.
No sé si la situación es para reírse o para llorar, pero, desde luego, no te deja indiferente.

ACTUALIZARSE

Al igual que mis aparatos electrónicos (principalmente, los que tienen vida propia), me piden, de vez en cuando, alguna que otra actualización, yo también intento mantenerme actualizada. Esto lo lee cualquiera que me conozca y se parte de la risa, pues aunque lo sigo intentando, no lo consigo.
Hoy, ante la imposibilidad de leer el periódico a una hora normal, por la mañana, con el café, como Dios manda, (cosa que no alcanzo casi nunca),  le he echado un vistazo a la edición digital de uno de ellos, desde mi teléfono móvil, en casa de unos amigos, mientras cenábamos.
Uno de los artículos que he leído más detenidamente, hacía alusión a la mala situación de la bolsa, la prima de riesgo y los recortes. Qué le vamos a hacer, es el tema de todos los días.
Mi comentario al respecto estaba basado en el miedo que me están dando los próximos diez años, en los que vamos a estar pagando unos intereses altísimos por una deuda pública que hoy está costando sudores vender.
¿Es que no se dan cuenta de que las consecuencias de todo esto lo van a terminar pagando las cotizaciones y los impuestos de los que hoy están en plena adolescencia?
Nos estamos quejando de la herencia que nos han dejado sin mirar la que les vamos a dejar a los que viene detrás.
Este gobierno que nos ha tocado tiene una expansiva política de recortes, pero creo que se aproxima más a la política de la asfixia. Y con tanto recortar, se están recortando hasta las posibilidades de salir de todo esto.
Difícilmente podemos crecer si no nos dejan respirar.
Pero ellos continúan ahí, siguiendo las políticas de Ángela Merkel, sin mirar más allá y sin ser conscientes de nuestras capacidades y de nuestras limitaciones. Señores, que esto no es Alemania, ni se cambia al personal en una legislatura.
Tras mis divagaciones sobre la política económica, en la que sigo estando pez, y aunque la cosa no está para reírse, inevitablemente me ha salido del alma una carcajada cuando me he dado cuenta que el artículo no era de hoy sino del día 14 de abril. Yo en mi línea.
La primera intención ha sido leer el periódico de hoy. Pero inmediatamente y siendo consciente de que no hay una mejoría notable, he decidido no actualizarme demasiado. Posiblemente mañana lea el periódico del día 15, así, como en las telenovelas, no me perderé ningún episodio de nuestra economía nacional.