jueves, 28 de febrero de 2013

EL TOQUE ESPAÑOL


Ayer vi en Antena 3 una serie, de las que supongo que están de moda. “LUNA”
La serie en sí, una españolada que intenta dar un toque de intriga a un ilocalizable pueblo de montaña, con su bosque y su laguna, donde proliferan los hombres lobo, con sus asesinatos y desapariciones correspondientes.
Aunque lo mejor de todo, sin duda alguna, es el agente Medina. Es ese agente mediocre, al que, por mucho empeño que le pone, todo le sale mal. Nadie le hace ni puñetero caso y él le cuenta los casos a su madre por teléfono, para que no salga de casa y le recuerda que apague el brasero. Se asusta por todo y no dudaría en pararse en mitad de una persecución a tomarse un café para que le suba la tensión que al parecer la tiene baja.
El hombre es un puntazo y, aunque no sé si en esta serie tiene cabida o no, desde luego, es el toque gracioso que no puede faltar en todo lo español.

miércoles, 27 de febrero de 2013

LAS TEORÍAS DE LA ABUELA


Un antipático virus me ha tenido sentada de forma continua en el suelo de mi cuarto de baño, que gracias a que es pequeño, me permitía tener un brazo sobre el borde de mi bañera mientras el otro se sujetaba junto a mi cabeza sobre el borde del inodoro. Una postura de lo más elegante.
En mi cabeza delirante, asimilaba mi cuerpo a un gigantesco frasco de nitroglicerina, que al más mínimo movimiento corría el riesgo de explotar.
Hoy, después de un par de días sin ingerir nada, salvo varios litros de aquarius, y habiendo conseguido dormir tres horas seguidas en el sofá, por fin he sentido de nuevo un voraz ataque de hambre.
He recordado que mi abuela siempre me decía: “Cuando algo se come con ganas y con gusto, nunca sienta mal
Dejándome llevar por sus consejos, pero dominada por mi habitual prudencia, he decidido prepararme lo que en ese momento más me apetecía, unos macarrones con tomate frito casero, elaborado con todo el amor de mi madre. La cantidad, algo menos de medio plato. “Pequeño el pecado, pequeña la penitencia”
Una hora después mi postura volvía a ser la de ayer y yo me sentía fatal, por una parte, porque vuelvo a sentir la presión del alienígena que quiere salir de mi cuerpo y por otra parte porque he tirado por tierra la teoría de mi abuela, que había creído cierta durante cuarenta años.

martes, 26 de febrero de 2013

YO, TAMBIÉN TENGO TIROIDES


Hace unos días, mientras permanecía en la cola de mi entidad bancaria, haciendo recuento de las tareas pendientes y con la mirada fija en los variopintos carteles anunciadores de productos bancarios, dos señoras que llegaban en ese momento, llamaron mi atención.
Una de ellas, con un considerable sofocón y pañuelo en mano limpiándose la nariz, le comentaba a su acompañante: “Mi niño tiene tiroides. Y encima el médico me lo dice así, con toda la tranquilidad del mundo y con el niño delante. Y va y dice que no es grave. Como si tener tiroides no fuese muy grave y más en un niño de su edad.”
Mi primera intención, con ánimo de disminuir el sofocón, fue decirle que no se preocupara, que tiroides tenemos todos, que nos viene de serie. Que posiblemente su hijo tendría alguna enfermedad relacionada con esa glándula y que seguramente con el tratamiento adecuado no tendría más consecuencias.
Tras mirarla unos segundos, me dije para mí: “Estate calladita, que todavía te vas a meter en un lio y te van a contestar que si tú sabes más que los médicos. Y que eso de que tiroides tenemos todos será porque yo lo diga
Ante esa tesitura, mi tiroides y yo, terminamos de realizar nuestras gestiones y nos fuimos a casa a por nuestro merecido descanso, aunque en el trayecto de vuelta, de vez en cuando, pasaba la mano por mi cuello, sintiéndolo, en ese momento, más que nunca.

lunes, 25 de febrero de 2013

EL VERDADERO SABIO


Una noche de hospital da para mucho, o para nada, según se mire.
En esta ocasión uno más de los numerosos recortes que nos acechan todos los días, ha hecho que nos trasladásemos sesenta kilómetros para la realización de una prueba médica que, si bien, los días de diario, sí se realiza en el hospital de mi localidad, los fines de semana, no.
En el intento de amenizar el lento deambular de las horas nocturnas rodeada de batas blancas, camillas y goteros, las nuevas tecnologías manifestadas en mi tablet, me ofrecían una pequeña, pero exquisita variedad de libros en versión electrónica.
Mi elección comenzó por la relectura de “El principito” de Antoine De Saint – Exupéry, y aunque no me duró mucho, me pareció la mejor elección, incluida la cita que transcribo, que me dio para pensar un ratito.
—Te juzgarás a ti mismo —le respondió el rey—. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio.
Que pocos sabios quedan ya, si es que alguna vez los ha habido.