No hay nadie como Dory, el personaje que acompaña a Marlin
en “Buscando a Nemo”, para explicar, en la práctica, la expresión “memoria de
pez”.
Conforme va pasando el tiempo, me doy cuenta de que
me voy acercando a ese tipo de memoria, pero sobre todo en el corto plazo. Supongo
que pasados algunos años, podré recordar acontecimientos sucedidos antaño, y
tendré dificultades para recordar lo cenado la noche anterior.
A ese tipo de memoria, a la que recuerda cosas
sucedidas decenas y decenas de años atrás, ayudarán documentos, algunos
gráficos y otros en papel que los guardianes de la memoria se encargarán de preparar
y elaborar para que generaciones posteriores tengan constancia y conocimiento.
Hará de memoria para todos, aunque no sea la memoria
de todos, pues de inmensa complejidad nos cargaríamos. Será su historia y la de
aquellos elegidos que la puedan contar, pero quedará, se podrá analizar,
juzgar, comparar y sobre todo recordar.
Yo no conocí la República, ni la primera, ni la
segunda, no conocí, gracias a Dios, la guerra, ni la posguerra. No sufrí el año
del hambre y ni siquiera el franquismo, pues naci tres años antes de la muerte
de Franco, y según dicen los mayores, (yo no tenía edad para recordar), las cosas
entonces no eran como antes. No estuve en ningún bando, ni ganador, ni perdedor,
no sufrí represalias ni viví el miedo.
Tiempo después conocí de todo aquello por los
libros, y por las escasas historias que mi abuelo, que sí le tocó luchar, me
pudo contar a escondidas de mi abuela, quien no quería que nos metiese esas
historias en la cabeza. Su entorno y su circunstancia, no le permitieron ser un
guardián de la memoria, aunque creo que habría sido de los buenos.
Como siempre en estas cosas, los hay que opinan que
las cosas pasadas, pasadas están y allí deben quedarse. Que hay que saber pasar
página y no remover, ni abrir viejas heridas. Yo, en mi humilde modestia, creo
que las heridas que no se cierran bien, al final producen gangrena, y en mi
desconocimiento sobre cuestiones médicas, creo que hay que abrir el falso
cicatrizamiento y curar desde dentro. En el fondo, los guardianes de la memoria
están relacionados, de alguna forma, con la rama sanitaria, pues en muchos
casos, son sanadores del alma.
Ayer asistí en Cáceres a la proyección del
documental “Navidad Fusilada” producida por la Asociación “Óculo Audio-visual”
y dirigida por José Mª Sánchez Torreño, un Guardián de la Memoria. Esta proyección
estaba enmarcada en la IIª Jornada-Homenaje a todas las víctimas y todos los
represaliados por el franquismo en la ciudad de Cáceres. PROMECECA ha
conseguido su objetivo: un monumento Memorial dedicado a las víctimas republicanas
de la guerra y la posguerra. El documental, también cumplió el suyo, contar y
recordar una historia, el supuesto compló republicano capitaneado por Máximo
Calvo, que sucedió hace setenta y seis años, con unas terribles consecuencias, los fusilamientos en las Navidades del 37. Este guardián es de los buenos y
sabe contar las cosas, no en vano, es profesor y enfermero.
Podéis visualizar el documental en el canal de youtube
de Óculo Audio-visual, en el siguiente enlace:
Para finalizar el acto, se contó con la actuación de
Manuel Cobos, cantautor extremeño, que entre otras canciones interpretó “A
cántaros” de Pablo Guerrero y del que aquí os dejo un enlace del mismo tema, en un
concierto que dio en el 2012.
Todos aquellos que de alguna forma cuentan lo que
pasa, lo plasman en un libro, en un cuadro, en una canción, en una película, en
un documental, y hasta en una receta de cocina, o en cualquier otro medio, son
mis guardianes de la memoria y a todos les doy mil gracias.