jueves, 5 de abril de 2012

COMUNICACIÓN RECOMENDADA.

Hace un tiempo, y tras un cambio de dirección, decidí realizar una obra. Como soy una ciudadana ejemplar solicité todos los permisos necesarios, presenté un amplio proyecto que me costó una fortuna y contraté una cuadrilla de operarios que me presentaron una factura con su IVA y todo y que pagué religiosamente. Pagué, los que creía que eran, todos los impuestos correspondientes y di por zanjado el asunto.
Cuatro años después, he recibido una notificación del Organismo Autónomo de Recaudación que dice que le debo otra medio fortuna por no haber pagado un impuesto del que, en su momento, no conocía de su existencia y cuando pregunté por mis cuentas pendientes en mi administración local, me comunicaron que no había. Pero lamentablemente, cometí el error de hacerlo verbalmente, por lo que no queda constancia en ninguna parte.
Lo más curioso de todo es que esta notificación viene con un recargo de muy señor mío por el retraso en la liquidación y detalla que el procedimiento recaudatorio está en vía ejecutiva porque se me ha notificado en varias ocasiones. Obviamente, yo no he recibido notificación alguna y tras una larga investigación he descubierto que de haberlas enviado, lo han hecho a la antigua dirección o a vaya usted a saber dónde. Pero da igual. Eso es también mi problema, porque a pesar de sólo ser capaz de dar conmigo cuando ya tengo todos los recargos del mundo y estoy a punto de ir a la cárcel, me comunican que me han publicado en el BOP. “Encima de cornudo apaleao”. No sólo me toman por morosa, sino que además lo publican a los cuatro vientos. Pero ¿quién lee eso? Dios mío. Cómo se me va a ocurrir ir leyendo el BOP todos los días para ver si a alguna de las administraciones públicas que me administran se les ha ocurrido sacarse un impuesto, tasa o cualquier otro medio de recaudación que me permita salir publicada como morosa. Esto es la leche, y encima pagas.
Después de pasearme varias veces, (convirtiendo esos paseos en una auténtica pérdida de tiempo y foco de caldeos), por distintos organismos, procedí al pago.
Eso sí, de una de las frases con que uno de los amables trabajadores públicos me deleitó, saqué una idea que si no es genial, a mí me pareció muy práctica. Volví a mi casa, redacte un escrito muy corto y directo en el que anunciaba mi cambio de dirección. Puse mis datos personales, nombre, apellidos, DNI, y comunicaba que mi nueva dirección era la que se detallaba a continuación, para que constara a los efectos oportunos, la firme y al día siguiente la metí por registro en todos los organismos públicos que se me ocurrieron y en algunos más.
Realmente me costó algo más de un día hacerlo, porque algunos registros no son muy rápidos que digamos y porque en otros me decían que eso no entraba en ningún procedimiento y no sabían dónde dirigirlo. Pero aún así y bajo amenaza de poner una reclamación POR ESCRITO me lo registraron.
Al final saqué en conclusión una cuenta bancaria temblando, dos días de vacaciones perdida entre amables trabajadores (de no haber estado de vacaciones habría sido imposible hacerlo o habría hecho peligrar mi puesto de trabajo) y una carpeta llena de hojas donde anuncio mi cambio de dirección con un bonito sello de registro de muchos organismos. Ah, y la tranquilidad de que si se les ocurre volver a publicarme en el BOP por morosa sin que sea cierto, les voy a llenar la mesa con mi maravillosa carpeta sin, por supuesto, dejar de ejercer los derechos que la ley me otorga.
A partir de ahora, todo por escrito y por registro.

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