miércoles, 22 de octubre de 2014

DICEN DE LAS MUJERES…

Dicen de las mujeres que no hay Dios que las entienda. Puede que tengan razón, pues ellos, (los hombres), los que habitualmente lo dicen, son muy dados a querer llevar siempre la razón, y yo muy amablemente se la doy.
Sin embargo, a mí me gustaría saber en qué librería de las especializadas (pues en las normales no lo hay) está el libro de instrucciones de los hombres. De esos que dicen tener una mente simple, que no hablan nunca con segundas intenciones sino con claridad y que el tema sentimental les parece una ñoñería. Esos que ven las cosas en colores primarios, que la moda les importa un carajo y lo que opinen los demás un bledo (siendo fina).
Yo, rodeada de muchos hombres por distintas circunstancias de mi vida laboral, familiar, social y sentimental, me los he ido encontrando de todas las clases y colores, excepto simples, claros, “antisentimentales”, monocromáticos y de vuelta de las cuestiones sociales.
En fin… ¡Hombres!

miércoles, 15 de octubre de 2014

EL MICROSEGUNDO

El diccionario dice:

  1. m. Unidad de tiempo equivalente a la millonésima parte de un segundo.

Mi amiga dice que es justo ese momento, después de comer, en el que te levantas del sillón porque si no te vas a pasar toda la tarde “perezoseando” frente al televisor Es ese instante en el que sacas los pies de la cama porque, de no hacerlo, puede que ni siquiera llegues al trabajo. Es eso, justo eso, la unidad de tiempo que hace que te actives o, que por el contrario, si lo dejas pasar, hace que te apagues.
Es difícil explicarlo aunque podría poner muchos ejemplos, pero cuando lo experimentas, así, de pronto, lo entiendes.

martes, 14 de octubre de 2014

LA PLANCHA… COMO EL RESTO DE LAS COSAS

Yo y mi amor por las tareas domésticas. Cualquiera saca veinte minutos para planchar una camisa y un pantalón, y más si te los tienes que poner en el momento.
La cosa se complica un poco más cuando en el cesto de la ropa se acumulan prendas y prendas que necesitan más de un par de horas de plancha. Entonces comienza la improvisación y se priorizan las necesidades.
Y es que tienen razón, cuando las prendas se acumulan… Ahí, es cuando vence la pereza.
Y así, el resto de las cosas.