El otro día, escuchaba a Herrera en su “Onda” que
decía, “si no tienes a nadie que te espíe, no eres nadie”, refiriéndose
evidentemente al muy actual tema del caso de espionaje en Cataluña.
En el transcurso de la mañana, mientras leía
atentamente los datos que un compañero me había enviado por correo, el puntero
de mi ratón comenzó a moverse por su cuenta y riesgo. Inmediatamente moví el
ratón enérgicamente, dando por hecho, que aquel bicho se había quedado pillado.
Cuando lo solté, obtuve por respuesta un movimiento más rápido aún del puntero,
como si alguien quisiera decirme: estate
quieta “jodía” y no toque más.
Miré a mi alrededor, para comprobar, por la cara de
mis compañeros, si alguno más estaba sufriendo aquella infección vírica, dando
por supuesto que alguien me estaba colando un gol.
Al no notar nada extraño y antes de dar la voz de
alarma arriesgándome a dar la nota de forma innecesaria, cogí mi teléfono y
llamé al informático de turno para contarle mi caso.
Tras quince minutos de averiguaciones, observando
cómo en mi pantalla se abrían y cerraban ventanas con carpetas de documentos y
cuadros de diálogo en los que se marcaban, se desmarcaban y se aceptaban unas
configuraciones sobre las que nadie me había preguntado, recibo una llamada
justo en el momento en el que el puntero vuelve a quedarse estático.
Era el informático que me anunciaba que se había
producido un error y que un compañero había entrado por control remoto en mi
ordenador creyendo que era el de otra persona.
Vamos, que se estaba dando una vuelta por el
contenido de mis carpetas haciendo visibles incluso aquellas, que por ser
propias del sistema operativo, se encontraban ocultas, echando ya de paso, un
vistazo a los documentos del disco duro, cuestión que le debió parecer de lo
más aburrida, pues todo lo allí almacenado son documentos de trabajo y tienen
su correspondiente copia en el servidor.
Llegados a ese punto, dudo de si el error se ha
producido al entrar en mi ordenador en vez de en el de otro, o si el error ha
consistido en que yo me diera cuenta de la intrusión, aunque independientemente
de una u otra situación, esto se ha convertido en espionaje y eso me hará
dormir mejor esta noche, porque me proporciona la categoría de “Alguien”.
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