He
tenido una mañana de caldeos y de elaboración de informes, donde prima, por
encima de todo, el nombre de aquel al que van a colgar la medalla, junto a su
cargo correctamente detallado, minorando la importancia del contenido,
He
podido comprobar que el reparto de competencias no va en relación al sueldo
asignado, y la asunción de responsabilidades baja en el organigrama como la
renta básica.
He
corrido el riesgo, no de que me despidan, sino de que me den un golpe en la nuca,
como a los conejos, porque con esa manía que tengo de no callarme, algún día
alguno de mis jefes me va a dejar en el sitio.
Después
de todo esto, he decidido escribir algo antes de enfrentarme a la cantidad de
incoherencias, que por parte de unos y otros, voy a escuchar en el Debate de la
Nación, aún a riesgo de pegar un reventón a consecuencia de la indignación.
Y
es que si reviento, luego, no podré decir que estoy, como la mayoría, ¡Hasta el
Moño!
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