martes, 5 de febrero de 2013

MI PESADILLA


Dicen de las pesadillas que si las cuentas no se cumplen.
La mía se hizo realidad antes de ser, ni siquiera, soñada.
Hacía tiempo que no pasaba por mi mente. Por suerte, cada vez lo hace con menos frecuencia, pero por desgracia, sigue apareciendo, a pesar de que la he contado una y mil veces.
Hoy he vuelto a tomar consciencia envuelta en un miedo atroz, totalmente agazapada, evitando cualquier movimiento y temblando porque aún podía verlo en el hueco oscuro de la puerta de la habitación. Sentía dolor en cada centímetro de mi piel, como si millones de agujas intentaran salir de mi cuerpo. Aún notaba el destornillador presionando mi cuello y sus dedos abarcando mi brazo mientras tiraba con fuerza. Sentía el latido de mi corazón en mi cuello, en mis sienes, como si fuese a estallar en mil pedazos.  Mantenía mis ojos cerrados con fuerza, sin poder evitar que se escaparan silenciosas lágrimas para poder desahogar el dolor sin desvelar mi presencia.
Al volver a abrir los ojos, la luz de la farola de la calle inundaba parte de la habitación y mostraba una puerta cerrada, no había hueco, no había nadie, aunque todavía no tenía fuerzas ni valor para comprobar que al otro lado de la puerta estaba el pasillo vacío.
Sentí un alivio difícil de describir,  me inundó todo el cuerpo y mi corazón seguía latiendo con mucha fuerza, aunque de otra manera, algo más pausado, como disminuyendo el ritmo poco a poco.
Sólo ha sido un sueño, al igual que los otros. Van cambiando, distinto escenario, aparecen y desaparecen otras personas, pero él sigue estando ahí, con su cara cada vez más difuminada, pero esa misma voz penetrante y esa fuerza en sus manos que me hacen temblar.
El resto de la noche, sentada en la cama, ha pasado entre duermevela y consciencia, con miedo a que un sueño profundo me atrapara, abriendo las puertas para que él volviera a entrar.
Cuando el sol ha querido empezar a hacer su aparición ha comenzado un nuevo día que ha precintado una noche más, o quizás, una noche menos, porque si hay un número determinado de veces  en la que mi pesadilla se tiene que repetir, ésta ya la puedo tachar de la lista.
Durante el resto del día queda un recuerdo intermitente. Esta noche, cuando vuelva la oscuridad, ya veremos.

2 comentarios:

  1. Todo eso ya paso y por lo tanto es pasado y no existe.Ahora sueña con todo lo bonito que haces y vives cada dia

    ResponderEliminar
  2. Ojalá se pudieran borrar parcelas del pasado de un sólo plumazo, creeme, borraría más de una, aunque no demasiadas.
    Tan sólo ha sido una noche más y espero que las venideras me ofrezcan la posibilidad de soñar con todo eso que merece ser soñado. Muchas gracias.

    ResponderEliminar