Dicen de las pesadillas que si las cuentas no se
cumplen.
La mía se hizo realidad antes de ser, ni siquiera,
soñada.
Hacía tiempo que no pasaba por mi mente. Por suerte,
cada vez lo hace con menos frecuencia, pero por desgracia, sigue apareciendo, a
pesar de que la he contado una y mil veces.
Hoy he vuelto a tomar consciencia envuelta en un miedo
atroz, totalmente agazapada, evitando cualquier movimiento y temblando porque
aún podía verlo en el hueco oscuro de la puerta de la habitación. Sentía dolor
en cada centímetro de mi piel, como si millones de agujas intentaran salir de
mi cuerpo. Aún notaba el destornillador presionando mi cuello y sus dedos
abarcando mi brazo mientras tiraba con fuerza. Sentía el latido de mi corazón
en mi cuello, en mis sienes, como si fuese a estallar en mil pedazos. Mantenía mis ojos cerrados con fuerza, sin
poder evitar que se escaparan silenciosas lágrimas para poder desahogar el
dolor sin desvelar mi presencia.
Al volver a abrir los ojos, la luz de la farola de
la calle inundaba parte de la habitación y mostraba una puerta cerrada, no
había hueco, no había nadie, aunque todavía no tenía fuerzas ni valor para
comprobar que al otro lado de la puerta estaba el pasillo vacío.
Sentí un alivio difícil de describir, me inundó todo el cuerpo y mi corazón seguía
latiendo con mucha fuerza, aunque de otra manera, algo más pausado, como
disminuyendo el ritmo poco a poco.
Sólo ha sido un sueño, al igual que los otros. Van
cambiando, distinto escenario, aparecen y desaparecen otras personas, pero él
sigue estando ahí, con su cara cada vez más difuminada, pero esa misma voz
penetrante y esa fuerza en sus manos que me hacen temblar.
El resto de la noche, sentada en la cama, ha pasado
entre duermevela y consciencia, con miedo a que un sueño profundo me atrapara,
abriendo las puertas para que él volviera a entrar.
Cuando el sol ha querido empezar a hacer su
aparición ha comenzado un nuevo día que ha precintado una noche más, o quizás,
una noche menos, porque si hay un número determinado de veces en la que mi pesadilla se tiene que repetir,
ésta ya la puedo tachar de la lista.
Durante el resto del día queda un recuerdo
intermitente. Esta noche, cuando vuelva la oscuridad, ya veremos.
Todo eso ya paso y por lo tanto es pasado y no existe.Ahora sueña con todo lo bonito que haces y vives cada dia
ResponderEliminarOjalá se pudieran borrar parcelas del pasado de un sólo plumazo, creeme, borraría más de una, aunque no demasiadas.
ResponderEliminarTan sólo ha sido una noche más y espero que las venideras me ofrezcan la posibilidad de soñar con todo eso que merece ser soñado. Muchas gracias.