sábado, 23 de febrero de 2013

MORIR FELIZ


Hace algo más de un año, mi médico me informaba de los resultados de unas pruebas, anunciándome que tengo el corazón algo más grande de lo normal. No es mucho, por lo tanto no requiere tratamiento, aunque sí un cierto control periódico. De momento, no hay que preocuparse- fueron sus palabras.
Pensé, en ese momento, darle alguna explicación sobre la que yo pensaba que podía ser la causa, pero tuve claro que no me entendería.
Esta tarde, mientras jugaba con dos de mis sobrinos, el mayor de ellos, con sus diez años recién cumplidos, sin razón aparente se acercó hasta donde estaba yo para darme un potente achuchón y decirme que me quería muchísimo.
En ese instante noté cómo mi corazón volvía a crecer un poquito más y tan sólo pude pensar: Estos niños me van a matar de amor, pero no me importa, porque moriré feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario