Navegar
sin rumbo te lleva unas veces a parajes asombrosos y otras a sorpresas
imprevistas y difíciles de calificar.
Al
acceder casualmente a una página a la que he llegado por el enlace de una
previa, he visto una foto de un antiguo novio, de allá de mi época
post-adolescente. Me ha sorprendido verlo, pero sobre todo me ha hecho ser
consciente de lo ciega que te vuelve el amor. Recordar algunas anécdotas
de aquellos tiempos ha hecho surgir en mi cabeza la pregunta: Pero, por Dios,
¿cómo me pude enamorar de esa persona? De carácter insufrible y físicamente de
belleza distraída.
En el
camino de vuelta a casa, recorriendo un largo trayecto, se me venía la sonrisa
a los labios pensando en un caso similar, con una compañera de COU (Curso de
Orientación Universitaria, para aquellos que atrapados por la LOGSE y
posteriores, desconocen el significado de las siglas). Ella una auténtica
Barbie, melena incluida. Hasta el nombre le hacía juego, Elisabeth. Presumía de
tener un novio guapísimo, altísimo, educadísimo, riquísimo y caballerosísimo.
Obviamente todas las compañeras nos imaginábamos al perfecto kent que pudiera
hacer juego con aquella monada de niña.
Uno
de los días de clase, nos anuncia que su novio va a venir en el recreo a
traerle no sé qué cosa. Prácticamente toda la clase estábamos en el patio
expectantes ante la aparición de esa maravilla de la naturaleza que nos iba a
quedar boquiabiertos a todos y todas. Y así fue, aunque todo lo que pudimos
contestar ante la pregunta de qué nos había parecido fueron frases del tipo:
“Ejemm, ejemm, muy alto, sí, muy alto”, “Muy salao”, “Muy simpático”, “Qué
estilo”. Nadie pudo decir “que guapo” porque la criatura era un auténtico “Coco
Malayo”. Una cosa así como el mío, solo que el mío tenía más mala leche.
Y
aunque es cierto que “La belleza está en el interior” y cosas así, también es
verdad que el amor todo lo puede, incluso ver un “coco malayo” y que te parezca
una orquídea.
Felicidades
desde aquí a todos los enamorados que hoy han celebrado su día y son capaces de
ver orquídeas allí donde fijan su mirada antes de dar su beso.
FELIZ
DÍA DE SAN VALENTÍN.
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