Una acertada decisión pre-vacacional me ha llevado
hoy a la estación de autobuses de Plasencia.
Es el inicio del puente de la Constitución, o de la
Inmaculada, o de la Mártir para los emeritenses. Por ese motivo, en el
transcurso de mi espera, decenas de maletas han deambulado por los andenes,
unas empujadas y otras arrastradas, unas que iban y otras que venían, pero
todas ellas con destinos comarcales, provinciales, regionales, o como mucho
nacionales.
Todavía esas maletas portan las ilusiones de estudiantes
que aspiran a aplicar todos esos conocimientos en su localidad, en su
provincia, en su región, o como mucho en su país.
Todavía esas maletas no han tenido que cargar con
los miedos, la incertidumbre, el pasaporte y el permiso de trabajo para salir
del país sin fecha en el billete de vuelta. Pero si algún día lo tienen que
hacer, serán las mismas, porque entonces no habrá para cambiar de modelo. Lo
único que cambiará será el contenido.
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