Siendo niña, cuando algún suceso era digno de ser
olvidado, mi abuela me daba indicaciones para que lo apuntara en una barra de
hielo. Por el contrario, cuando sucedía algo memorable, su recomendación era
que lo apuntara donde no se borrara.
Pasados algunos años mi abuela me explicaba que al
decirme que apuntara las cosas en una barra de hielo, realmente me pedía que el
suceso se olvidara en no más tiempo del que tarda en deshacerse el hielo,
mientras que cuando lo que quería es que lo apuntara donde no se borrara su
pretensión era que no se me olvidara nunca, o que lo tuviera siempre presente.
Del día de hoy apuntaría muchas cosas en la barra de
hielo. Pero hay una, una sola, que no es que la tenga que tener presente todos
los días, pero con seguridad absoluta no volverá a repetirse jamás y no me gustaría que se me olvidara. Esa, irá
directamente donde no se borre.
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