Nuestro paseo diario ha cambiado hoy su ruta, pues
no teníamos preparada la zodiac ni los trajes de buceo.
Durante el trayecto, nos hemos ido encontrando con
un alto porcentaje de emeritenses, que movidos, en parte por la curiosidad y en
parte por el miedo, se han acercado al río para ver el nivel de la controlada
crecida provocada por el desembalse procedente de Alange.
En algunos tramos parecía que estuviéramos en la
feria, sólo que la mayoría de la gente, mirando hacia el río y móvil en mano,
realizaban fotos que inmortalizaban el momento.
La verdad, es que resultaba impresionante ver las
dimensiones que ha alcanzado el río Guadiana, a su paso por Mérida.
El que llaman “el Guadianilla” y que antes
delimitaba “La Isla”, ha unido sus aguas a las del gran Guadiana, anulando por
completo la zona de paseo.
Esos árboles de los que sólo se ven sus copas, nos
han dado sombra en multitud de ocasiones cuando paseábamos junto a sus troncos,
por la Isla.
El puente romano que lleva ya sus siglos a cuesta,
sentía hoy el rugir de las aguas y tenía algunos de sus ojos a punto de quedar sumergidos.
Todo un espectáculo que esperamos que se quede
en una simple anécdota de la que en unos días sólo debería quedar constancia en
las fotos y vídeos del día, aunque con la previsión meteorológica para los
próximos días y a la vista de lo que muestran las imágenes, el miedo, que es de las pocas cosas gratis que quedan, está
servido.
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