No me privo de nada, tengo un coche que empieza a
estar destartaladillo, una hipoteca, una cuenta bancaria que comienza a tiritar
a mediados de mes… y a partir de hoy también tengo problemas con una compañía
de teléfonos. Esto último, es para no ser menos que nadie.
La versión extendida, no me daría para un texto como
el Quijote, pero seguro que si la escribiese me saldría un librito muy decente,
otra cosas es que se vendiera, aunque ¿quién sabe?
La versión resumida es que, como al noventa por ciento
de la gente, me intentan engañar. La compañía, en este caso Orange, comete un
error con mi DNI y pretenden que lo pague yo cambiando la titularidad de mi
contrato y renunciando a los descuentos y ofertas de las que actualmente
disfruto.
Ahora ando batallando y presentando reclamaciones
vía FAX, vía correo electrónico y por supuesto por correo postal, en vez de
tener un rato para celebrar el día internacional del libro leyendo alguno,
junto a la rosa que me han regalado.
Entre reclamación y reclamación inicié un tedioso
proceso de investigación por internet, sobre las posibles formas de ejercer mis
derechos y sobre las obligaciones legales de las compañías. Y en eso andaba
cuando me encontré una página que hacía referencia al tema y de la que os dejo
el enlace.
Es un pelín largo, pero merece la pena, en primer
lugar, porque es un abogado que ha sufrido en sus carnes los abusos de esta
compañía, en segundo lugar, porque expresa claramente los sentimientos de frustración
e impotencia ante estas situaciones y por último, porque además de ofrecer
direcciones y fax con los que contactar, muestra un extracto de la sentencia en
la que la justicia le dio la razón.
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