Fuerza de voluntad es algo que yo no tengo, y
aquellos que me conocen bien, lo saben de sobra. No me altera mi forma de vida,
pues lo suplo con creces con un exceso de responsabilidad. Para todo aquello
con lo que me comprometo o en lo que me implico, un reloj suizo es pura
cacharrería a mi lado. Da igual que sean temas laborales, sociales, de amistades o
familiares. Ahí estoy yo. Siempre hago lo que tengo que hacer. No hay dudas y
ni siquiera me las planteo. Voy donde tenga que ir, hago lo que tenga que hacer
y si no sé, aprendo, me busco la vida y resuelvo. Tanto es así, que cuando por
alguna circunstancia, mi mecanismo de responsabilidad no funciona, me desmorono
como un castillo de naipes. Así soy yo. Pero solo para los demás.
Todo esto se me ha venido a la cabeza esta tarde,
cuando al salir del trabajo, a las ocho, con intención de apagar la luz del almacén he sido
consciente de que no era la luz eléctrica la que iluminaba aquel enorme
espacio, sino la luz del sol que entraba a raudales por las claraboyas del
techo.
¡Es de día! ¡Todavía es de día!
Hoy, tras una traumática semana de adaptación al
cambio de hora, por fin, he tomado conciencia de sus ventajas. Anochece más
tarde y todavía me da tiempo a hacer…, aunque bueno, en realidad, he quedado a
las nueve y media, pero… todavía tengo algo más de una hora y puedo hacer…
Tengo muchas cosas que hacer, podría empezar por… De todas formas eso lo puedo
hacer mañana, o pasado, y esto otro… ah, eso no corre prisa. Todas esas cosas
que hacer, eran cosas para mí y todas han pasado a un segundo plano. Mi poca
fuerza de voluntad ha vuelto a hacer “mutis por el foro”.
Ya de vuelta, mientras conducía, y pensando en el
nombre de esa virtud que no tengo, me ha dado por analizarlo. “Fuerza de
voluntad”. Pensando siempre en la voluntad como algo que quiero o me apetece
hacer, no entiendo porque la expresión fuerza de voluntad se refiere a algo que
requiere sacrificio y no a la fuerza empleada por conseguir algo que me plazca.
Quizá por eso, porque mi propia mente no lo entiende,
es por lo que carezco de ella.
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