jueves, 11 de abril de 2013

LA FUERZA DE VOLUNTAD


Fuerza de voluntad es algo que yo no tengo, y aquellos que me conocen bien, lo saben de sobra. No me altera mi forma de vida, pues lo suplo con creces con un exceso de responsabilidad. Para todo aquello con lo que me comprometo o en lo que me implico, un reloj suizo es pura cacharrería a mi lado. Da igual que sean temas laborales, sociales, de amistades o familiares. Ahí estoy yo. Siempre hago lo que tengo que hacer. No hay dudas y ni siquiera me las planteo. Voy donde tenga que ir, hago lo que tenga que hacer y si no sé, aprendo, me busco la vida y resuelvo. Tanto es así, que cuando por alguna circunstancia, mi mecanismo de responsabilidad no funciona, me desmorono como un castillo de naipes. Así soy yo. Pero solo para los demás.
Todo esto se me ha venido a la cabeza esta tarde, cuando al salir del trabajo, a las ocho, con intención de apagar la luz del almacén he sido consciente de que no era la luz eléctrica la que iluminaba aquel enorme espacio, sino la luz del sol que entraba a raudales por las claraboyas del techo.
¡Es de día! ¡Todavía es de día!
Hoy, tras una traumática semana de adaptación al cambio de hora, por fin, he tomado conciencia de sus ventajas. Anochece más tarde y todavía me da tiempo a hacer…, aunque bueno, en realidad, he quedado a las nueve y media, pero… todavía tengo algo más de una hora y puedo hacer… Tengo muchas cosas que hacer, podría empezar por… De todas formas eso lo puedo hacer mañana, o pasado, y esto otro… ah, eso no corre prisa. Todas esas cosas que hacer, eran cosas para mí y todas han pasado a un segundo plano. Mi poca fuerza de voluntad ha vuelto a hacer “mutis por el foro”.
Ya de vuelta, mientras conducía, y pensando en el nombre de esa virtud que no tengo, me ha dado por analizarlo. “Fuerza de voluntad”. Pensando siempre en la voluntad como algo que quiero o me apetece hacer, no entiendo porque la expresión fuerza de voluntad se refiere a algo que requiere sacrificio y no a la fuerza empleada por conseguir algo que me plazca.
Quizá por eso, porque mi propia mente no lo entiende, es por lo que carezco de ella.

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