Centro comercial de turno, sección libros, búsqueda
de un libro en concreto para un regalo. Chasco, el título que buscaba
no estaba.
Vistazo a un expositor, vistazo al expositor de
enfrente y de pronto ¡Zas! Novelas eróticas. Encabezando la lista de los más
vendidos, el ya famoso Grey y sus “afaires”, seguido muy de cerca de… Dios mío,
¡ha llegado el destape! El número de títulos y ejemplares, era muy superior al
de otros géneros.
Parece que nunca se haya escrito novela erótica y
que esta autora haya abierto la Caja de Pandora.
No puedo entender que hace un año se leyeran estas
novelas casi a escondidas y ahora se comenten las mejores jugadas hasta en el
facebook, como las del futbol. Les llaman fenómenos literarios, tendencias…
Aquí me acuerdo de Kiko Pérez y sus borregos.
Sin haberlo leído, me encuentro ya un poco saturada.
Cuando algo tiene unas críticas tan desmesuradamente buenas, no sé por qué, a
mí me da mala espina. Este libro, tuvo un paso fugaz por mis manos, y más fugaz
aún por mis ojos, sin embargo no consiguió llamar mi atención. Las fieles
seguidoras de Grey, de mi entorno, me dijeron en versión “sound round 5.1”, que
mi problema era que no había llegado a la parte interesante. Posiblemente, pero
tendrá que esperar a que finalice la lista de títulos a los que sí les tengo
muchas ganas y entre los que seguro que también encontraré erotismo y
sensualidad, pero que creo que tendrá más estilo y lo apreciaré más.
Entre todo este erotismo, entre novelas “tochos”,
que no bajaban de quinientas páginas, me he fijado en un librito finito,
discreto y casi escondido: “Las cincuenta sobras de Gregorio”. Este será uno de
los que caigan, pues creo que al menos tendré alguna sonrisa asegurada.
¿Literatura erótica? Por supuesto que sí, pero
cuando me apetezca o me llame la atención y no porque me lo imponga una "moda".
No hay comentarios:
Publicar un comentario