Aunque sea ya casi fin de año, con la sensación que
eso produce de que se acaba el tiempo para según qué cosas, da gusto sentir que
todavía se pueden ir cumpliendo objetivos.
Dice el refrán que "más vale tarde que nunca", y este
fin de semana me lo ha demostrado con creces.
El “excepcional” del título de esta entrada, hace
referencia a todo el fin de semana, pues aunque cada una de sus partes se podría
analizar de forma aislada, ha sido el conjunto lo que le proporciona el
calificativo.
El primer objetivo alcanzado ha sido “la desconexión”,
para lo que llevo entrenando y consiguiendo algunos avances durante varios meses,
primero en mi casa y después con pequeñas escapadas. Esto consiste en
desconectar del trabajo fuera del horario del mismo, y aunque parece sencillo,
no siempre lo es.
La prueba final que se ha desarrollado con total éxito comenzó el viernes por la tarde con una obra de teatro en Plasencia “Esta noche no estoy para nadie”. Es un musical y resultó muy divertida.
La prueba final que se ha desarrollado con total éxito comenzó el viernes por la tarde con una obra de teatro en Plasencia “Esta noche no estoy para nadie”. Es un musical y resultó muy divertida.
Esa misma noche, continuamos hacia “Valdelamatanza”,
una pedanía de El Cerro, localidad sita en la provincia de Salamanca, justo al
pasar el límite de provincia con Cáceres.
La casa rural donde nos hemos hospedado se llama El
Pajar de la Serilla y dejo el enlace a su página web porque es mucho más que
recomendable. http://elpajardelaserilla.com/.
Y aunque sé que las frases que terminan “…con encanto”, están muy de moda, esta
casa lo tiene. La comodidad y el buen gusto nos han acompañado durante toda la
estancia.
Esto ha sido otro objetivo conseguido, pues llevaba
más de un año intentando hacer este viaje.
De la persona con la que lo he compartido se podría
escribir todo un libro, pero me temo que no sabría ni por dónde empezar. Es una
amiga de la que me siento muy orgullosa de decir que lo soy. Es una persona
optimista, serena, innovadora, responsable, colaboradora, solidaria y muy amiga
de sus amigos y de los detalles. Estar dos días con ella te proporciona conocimientos,
experiencias y una recarga energética increíble. Su nombre es Olga y como dice
su nombre, es inmortal.
El entorno, a pesar de la lluvia y la niebla nos ha
mostrado unos parajes de una belleza y armonía asombrosos. Eso sí, todo
espectacularmente rural, con sus animalitos por el campo, como Dios manda.
Las visitas por los alrededores nos han llevado
hasta Hervás, donde además de “ojear y picar” de su mercado de los sábados,
hemos paseado por su barrio judío que me ha vuelto a traer aquella sensación de
lugar entrañable que recordaba de la última vez que estuve allí, hace ya
algunos años.
La sesión fotográfica ha sido extensa, incluyendo el
Rincón de Víctor Chamorro en la Hospedería, que me ha hecho especial ilusión.
La guinda final, y consecución de otro objetivo para
esta año, ha sido el viaje a La Pesga, situada en Las Hurdes, donde hemos
comido con nuestra amiga Elena, a la que hacía mucho que no veíamos, su marido
y su hijo (un adorable pitufo de tres años), y además hemos disfrutado del
paisaje y la charla que nos ha ofrecido la ruta por el fantástico paseo fluvial
del lugar.
Una vez de vuelta en casa, creo que no se le puede
pedir nada más a un fin de semana.
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