Bueno, por fin me he decidido. Tengo cuenta de facebook.
Tras mucho pensármelo, tras leer todas las cuestiones legales al respecto, que dicho sea de paso no me han sacado de muchas dudas, y aceptar todas las condiciones preestablecidas de antemano e inmodificables, mi cuenta ha visto la luz.
Siempre me da la sensación de que después de tanta espera e indecisión, cuando una decide dar el paso se va a sentir diferente. Sin embargo, como en tantas otras ocasiones, al finalizar el proceso de registro de la cuenta, no sucedió nada.
En un primer momento me recordó (salvando las distancias) al día en que vía telefónica me notificaron la última nota de mi carrera. No sé, después de tanto nervio esperaba algún cambio inmediato en mí, pero no, simplemente, colgué el teléfono tras la buena nueva y se me quedó una cara de pardilla que asustaba. Muy contenta, eso sí, pero con cara de pardilla y sensación de vacío. Las dudas sobre qué haría con mi vida a partir de entonces, llegaron unos días después.
Con mi nueva cuenta de facebook en activo, las curiosidades (para mí) han llegado también unos días después, cuando al conectarme, me ha parecido estar en el antiguo anuncio de donettes, en el que te salían amigos por todas partes. (Esto último lo entenderán los que sean más o menos de mi época)
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