ATENCIÓN AL EMPLEADO PÚBLICO.

No sé si existe, pero en caso negativo, habría que crear la ventanilla para que los funcionarios también pudieran presentar sus quejas.

Como de todo ha de haber en la viña del señor, mis pensamientos más positivos han estado hoy destinados a ciertos empleados públicos.

Más concretamente he pensado en aquellos que teniendo su puesto de trabajo y su sueldo a final de mes asegurado, por lo menos de momento, no han entrado en la dinámica de acomodarse.

No sólo asisten a su puesto de trabajo todos los días, durante 8 horas o más, sino que además trabajan durante ese tiempo, llegando incluso a arriesgar su vida por salvar la nuestra. Se implican en la labor que realizan, intentan resolver con diligencia los problemas de los ciudadanos y lo hacen con un tono agradable, aunque todo ello les cueste, a veces, algún que otro problema con más de un compañero y algún que otro jefe.

Es injusto que estos trabajadores entren en el mismo saco, en cuanto a chistes e insultos se refieren, que aquellos que teniendo el mismo horario y las mismas o incluso más responsabilidades, se limitan a asistir a su puesto un número indeterminado de horas (siempre menos de las que corresponden) y dejan lo de trabajar para otros.

Creo que habría que proporcionarles algún distintivo. Lo del incentivo económico, con los tiempos que corren, ni de coña, pero se le podría dar una tarjetita o algo que ponga de manifiesto la buena labor realizada en el día a día.

Aunque bien pensado, no sé si se les haría un favor o una jugarreta, pues quizá eso les podría suponer una sobrecarga de trabajo si, como ciudadanos, nos dieran a elegir con quien tratar en nuestras relaciones con la Administración Pública.

Vamos, que ya me imagino a cualquiera llegando a un hospital y diciendo: No, no, a mí que me atienda el médico que tiene la tarjetita distintiva. O en Hacienda: No, no, a mí que me haga la declaración el señor de la tarjetita que con ese seguro que me sale a devolver. O en un registro público cualquiera: Disculpe, preferiría que me lo registrara el compañero de la tarjeta, que no me cuenta su vida, me lo registra con rapidez y me aseguro que los documentos llegan en plazo a destino.

Visto lo visto, lo dejaremos como está y nos limitaremos a ofrecerles desde aquí mis más sinceras felicitaciones y agradecimientos a estas personas, en primer lugar por la labor que desarrollan, el servicio que prestan y la paciencia que le echan en según qué circunstancias, pues entre los ciudadanos, también hay gente para todo, y en segundo lugar, porque en la mayoría de los casos ni siquiera va acorde con el sueldo que ganan.