El
toro, haciendo honor a su nombre se rezagó y realizó su intento
frustrado de fuga.
No
digo que los San Fermines no sean una fiesta de interés turístico
internacional, ni que esas tradiciones no haya que mantenerlas. En la
medida de lo posible, intento respetar estas cosas, pero después de
haber visto un encierro completo, incluido las tres bendiciones al
santo, tras haber visualizado, con los nervios de punta, cómo tanta
gente pone su vida en peligro y el aplauso final cuando el mencionado
animal, en contra de su voluntad, hacía entrada en la plaza,
sinceramente, tendré que hablar con alguien entendido en la materia
a ver si consigue hacerme ver las cosas de otra manera, porque yo
sigo sin verle la gracia.
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