sábado, 26 de mayo de 2012

PARA TODO HAY QUE VALER

Si me hubiera dedicado a delinquir, en vez de a lo que me dedico, que dicho sea de paso, no tengo muy claro que es, habría tenido una carrera profesional muy corta.
En un breve período de tiempo, me he encontrado, de forma consciente, fuera de la ley en dos ocasiones.
La primera, hace un par de meses más o menos, pasando un agradable día de campo con unos amigos a la orilla del río. Mientras algunos zanganeábamos sentados en cómodas sillas campestres, junto al adecuado avituallamiento situado sobre la mesa, otros dedicaban el día a la pesca. Después de comer, y consciente (pues llevaba todo el día pensándolo) de que no tenía los permisos oportunos para realizar esta actividad, me lancé. Cogí una de las cañas y situada a la orilla del río dediqué toda la tarde a sacar peces que, unidos a los que sacaron los demás, sumaron más de cien. Disfruté de lo lindo, pero al día siguiente, con el recuerdo del nerviosismo provocado por la remota posibilidad de que alguien con autoridad me requiriera la licencia necesaria, le di el dinero a uno de mis tíos (con algo más de tiempo que yo), para que me realizara las gestiones oportunas y me proporcionara mi carné de pesca. Posiblemente no lo vuelva a utilizar, caducará y habrá sido un dinero gastado inútilmente, pero mi conciencia, dormirá tranquila.
La segunda ha sido hoy, que saltándome mis tareas habituales de sábado, me he acercado a realizar unos trabajos de rehabilitación en casa de mis padres. Al llegar, lo primero que se me ha venido a la cabeza ha sido que no teníamos licencia de obra. Pero no importa, total, es poca cosa y en cuatro o cinco horas todo estará como nuevo. Una hora después subida en una escalera, espátula en mano y con los nervios de punta por el miedo de que pudiera aparecer la policía municipal pidiéndome el permiso del Ayuntamiento, he desistido de la reparación. El lunes pasaré por el organismo oportuno, solicitaré la licencia y después rehabilitaré todo lo rehabilitable.
Es una lástima, porque la profesión de delincuente, que no sé muy bien en qué certificado de profesionalidad se encuadraría, visto lo visto, últimamente, parece ser de lo más emocionante.
Pero, ¿qué le vamos a hacer? Para todo hay que valer.

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