domingo, 27 de mayo de 2012

MIS LABORES

En el desarrollo de mis tareas domésticas, mientras recogía la ropa, he descubierto un agujero en un calcetín.
En estos casos, sin mucho miramiento, observo el calcetín como muestra de agradecimiento por el servicio prestado, dedico un par de minutos a recordar los mejores momentos vividos juntos y lo deposito con mucho cuidado en el cubo de la basura.
Hoy, durante el proceso de observación he creído acertado dar una segunda oportunidad a este objeto que tan fiel me ha sido. Entonces he recordado la profesión de zurcidora. Mi abuela me contaba historias sobre estas profesiones, hoy ya en desuso y que a mí, siendo pequeña, me parecían de lo más entretenidas.
Como mi gusto por las labores de costura va muy unido al gusto por el resto de las tareas domésticas y ya me viene desde muy pequeñita, jamás aprendí a coser, ni a hacer punto, ni ganchillo, ni bordados, ni estas cosas que ya no se aprenden, pero que en la época de mi niñez, todavía algunas abuelas intentaban inculcar a las que no eran tan rebeldes como yo.
Tengo una amiga, que además de excelente y creativa modista, es una experta en arreglos. En muchas ocasiones, no quito ojo a su manejo de la aguja que tiende a embelesarme. Y aunque no es lo mismo aprender mirando que llevarlo a la práctica, hoy me he sentado cómodamente, con todos los aperos que he considerado necesarios para la costura (cosa que me ha costado un rato y varios ahora me siento ahora me levanto, porque cuando no me faltaba el hilo, me faltaba el dedal y cuando lo tenía todo, me había dejado el calcetín encima de un mueble). La labor me ha parecido de lo más difícil. El resultado además de catastrófico, ha hecho que me ría un buen rato, pues mi abuela tenía razón cuando utilizaba la expresión “culopollo” al referirse al mogollón de hilos que arrugaban el trozo de tela que yo le mostraba al finalizar mi tarde de labores.
De momento el calcetín ha pasado junto a su pareja al cajón de los mismos, aunque no sé si alguna vez volverá a desarrollar su función. Supongo que algún día en una de esas limpiezas generales que se suelen hacer, haré lo que hoy por vergüenza no he sido capaz y la pareja descansará feliz en el cielo de los calcetines.

No hay comentarios:

Publicar un comentario