martes, 1 de mayo de 2012

NO ME CHILLES QUE NO TE VEO

Este es el título de una película que ayer me vino a la cabeza tras escuchar y comentar una noticia de la radio con los compañeros de trabajo.
Julia Otero, comentaba en su programa de la tarde que le han puesto una multa a un señor por hablar por el móvil mientras conducía. Hasta ahí, todo normal y dentro de lo que cabe lógico, si no fuera porque el señor en cuestión tiene una discapacidad auditiva y vocal que sobrepasa el 90%. Vamos, que es sordomudo, que no tiene, ni jamás ha tenido un móvil y lo más grave, que está incapacitado para usarlo.
Da igual, la multa se ha mantenido y a pesar de que la ha recurrido presentando todos los certificados médicos posibles, los señores de la administración pública, han seguido considerando que tenían razón.
Tras pagar la multa, la abogada de este señor, ha presentado la denuncia correspondiente y ahí andan, batallando, no sólo para recuperar el dinero, sino para demostrar la inocencia de su cliente y, supongo yo, la incompetencia, en este caso, de los funcionarios implicados.
A raíz de la noticia, uno de mis compañeros, comentaba que esa misma mañana, Carlos Herrera, quien habitualmente no confirma sus fuentes, pero que ese día tenía al implicado en antena, hablaba del caso de otro señor al que le habían puesto una multa de tráfico. Desconocemos el motivo de la multa, pero da igual, porque el señor es invidente y ni tiene coche, ni está capacitado para conducir. No obstante, al igual que en el primer caso, tuvo que pagar la multa y después recurrir, con las consiguientes molestias posteriores, entre las que se incluye la asistencia al juzgado (con la tira de cupones de la ONCE colgados de su chaqueta) fuera de su localidad.
Otra vez, echamos en falta a un trabajador de la administración pública, con dos deditos de frente, capaz de parar semejante secuencia de gilipolleces.
No sé si la situación es para reírse o para llorar, pero, desde luego, no te deja indiferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario