Cruzando entre dos calles me ha parecido verla y me
he asegurado poco después, cuando ha vuelto a asomarse entre dos edificios.
En todo momento sabía que me iba siguiendo, hoy
estaba demasiado brillante, no podía esconderse.
Al parar en un semáforo nos hemos visto de frente,
cara a cara y al mirarla fijamente he comprendido que me acompañaría todo el
camino de vuelta.
Cuando algo la tapa, la busco desesperadamente y
cuando vuelve a aparecer me serena.
Al llegar a casa me he asomado a la ventana y al
verla ya sé que estará ahí toda la noche de hoy, y la de mañana, y la de pasado.
Yo sé que, en estos días en que luce llena, ella velará
mis sueños.
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