Esta mañana, cuando he ido abriendo los ojos,
visionaba desde mi cama el desfile de las Fuerzas Armadas.
La primera imagen ha sido la del Rey realizando la
revista de las tropas.
En el ejercicio de su labor, se podía ver a un
hombre mayor, realizando un esfuerzo considerable por caminar con el aire
militar que antaño mostraba y que ahora, a sus 76 años queda algo lejano.
La primera pregunta que se me ha venido a la cabeza
ha sido: “Pero Dios mío, con lo que lleva pasado este hombre ¿Cuándo se jubila?”
A pesar de haber sido un desfile austero, con 26oo
militares distribuidos en distintos batallones, con cabra incluida (creo que es
Manteca, un carnero de 7 meses), el despliegue ha costado cerca de un millón de
euros. Pero eso sí, iban todos guapísimos, aunque claro, unos más que otros.
En el transcurso del evento, iban apareciendo
imágenes del Rey, allí de pie, con la mano en posición de saludo y con su hijo, el Príncipe, a su lado.
Creo que el año que viene debería ser este último el
que se bajara del Rolls Royce Real para presidir el evento, y su Majestad en
casita, viéndolo por televisión y disfrutándolo en la tranquilidad del hogar,
como hacemos muchos.
Este hombre que no se queja nunca, ni siquiera
cuando aumentaron la edad de jubilación y que no va a poder disfrutar del
ascenso laboral de su hijo, debería por lo menos tener algo menos de
obligaciones y algo más de descanso Real, que ya no está la cosa para muchos
trotes y los achaques van pasando factura.
En los telediarios de hoy han destacado que el
desfile no ha sufrido ni pitos ni abucheos como en el del año pasado. Esto y a
estas alturas, supongo que sería bueno si las manifestaciones no se sucedieran
día sí, día también y aumentando cada vez más el número de manifestantes y de
concentraciones. Evidentemente, esto es una clara señal de que la gente no está
conforme, las cosas están cada vez peor.
Esto también le pasa factura al Rey.
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