He estrenado mis pinceles nuevos. No son de gran
calidad, pues la economía no está para muchos lujos, pero dan el apaño.
Mientras mezclaba colores buscando el tono adecuado
para marcar una sombra, el gris obtenido contenía más negro del que debía,
resultando excesivamente oscuro.
He recordado la lectura de un artículo que hacía
mención a los colores de los días y la posterior charla con su autor en la que
me comentaba que no solemos asignar un color a los días buenos.
Creo que tenía toda la razón, pues ese gris, que
necesariamente tengo que rectificar, definiría perfectamente los días de la
semana pasada.
Ahora veo
claro que los entendidos en arte, sean capaces de distinguir con tan solo mirar
un cuadro, en qué etapa de su vida se encontraba el autor, pues los colores y
los trazos lo dicen todo.
Añadiré más blanco a mi mezcla, definiré la sombra y
dejaré la pintura para otro día. Lavaré mis manos que parecen un arco iris y me
dedicaré a la lectura y la reflexión, pues debo embarcarme en la búsqueda de un
día de color verde.
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