De vez en cuando la vida me ofrece una sonrisa.
Vuelvo a las aulas.
No será por mucho tiempo, pero seguro que lo
disfrutaré al máximo.
Después de trece años como docente, llevaba dos años
sin tener apenas contacto con los alumnos y aunque mi labor, además de intensa
me ha resultado gratificante, ahora mi trabajo me vuelve a ofrecer la
oportunidad de dar clases. Serán unas pocas sesiones (aún está por definir el
número exacto) pero hoy me han confirmado que vuelvo, que para mí es lo
importante.
Cuando lo he comentado con antiguos compañeros
docentes, definían mi estado de casi euforia como vocación descontrolada. _Posiblemente_
ha sido mi respuesta.
Ahora más que nunca necesito escucharlos, conocer su
punto de vista, ver las cosas con sus ojos, aprender de ellos y trasmitirles los
conocimientos que la vida nos va dando adaptados a los que la asignatura exige.
He encontrado un día verde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario