lunes, 24 de septiembre de 2012

MUY RECOMENDABLE PARA MUJERES


Llegas a casa, comienzas a llenar la bañera, añades sales de baño, esencias, aceites y espuma.
Mientras la bañera va adquiriendo el nivel óptimo (sin pasarse que después se sale) pones música, te sirves una copa de vino, enciendes alguna que otra vela aromática y eliminas o apagas cualquier objeto que pueda entorpecer la relajante tarea que vas a emprender.
Te metes en la bañera y a disfrutar. Comienza la hora paradisiaca. Tiempo recomendado, una hora como mínimo.
Esto lo leí hace mucho tiempo en algún sitio y aunque no es literal, era muy parecido y mantiene el mensaje.
Me atreví a probarlo poco después de leerlo y desde entonces, repito el ritual con menos frecuencia de lo que me gustaría, pero sí de vez en cuando, aunque con ligeras variaciones en función del momento, los gustos, las necesidades y las existencias. A veces no hay velas, otras veces incluyo libro, y el vino me acompaña poco porque soy más de refresco.
Ayer añadí una variante casi al final del proceso.
Una crema exfoliante, un gel y una crema hidratante que mi cuñada, que es un cielo de las que se merecen que le hagan un monumento, me regaló por mi cumpleaños.
Todos estos ungüentos, aunque son algo laboriosos en su aplicación, dan un resultado espectacular. Te dejan la piel extremadamente suave y ligeramente perfumada.
Y aunque esto lo puedan hacer hombres y mujeres por igual, no es lo mismo le pese a quien le pese. Nosotras disfrutamos más de la parafernalia del baño y ellos de la suavidad final, para qué nos vamos a engañar.

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