El verano está llegando a su fin.
El calendario dice que se acaba el 21 de septiembre,
aunque el Gobierno de España ya ha actualizado el dato y realmente es el 22
cuando se produce el cambio a la estación del otoño.
Aquí lo notamos porque los ratos de baño son más
cortos, la noche llega antes, los más rezagados vuelven ya de las vacaciones y
está comenzando el curso escolar.
Preparar mochilas con material nuevo (pagado con el,
tan polémico, 21% de IVA), elaborar los horarios nuevos, entrar y sacar ropa de
los armarios y forrar los libros son las actividades típicas de cualquier mamá
y papá en esta época del año.
Para aquellos que están incluidos en la vida
estudiantil, en cualquiera de sus etapas, son momentos de reencuentros, de
puesta en común, de miedos ante nuevos desafíos y de ilusión ante nuevas
vivencias.
Para los padres y madres son momentos de ajustes, de
auténtica locura hasta que todo vuelve a estar organizado, pero también de
miedos ante nuevos desafíos y de ilusiones antes las nuevas vivencias de sus
hijos, con el extra del que cree conocer, bastante más, las posibilidades de
éxito o fracaso ante cada una de las situaciones.
Como cada comunidad autónoma comienza las clases en
distintas fechas, mañana comenzará la ronda de llamadas para preguntar cómo han
ido entrando los primeros y realizaré la última llamada el viernes que es el
último día en que se incorporan mis enanos.
Ya han dado el pistoletazo de salida al nuevo curso.
¡Suerte a todos!
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