Hay seres humanos que disfrutan puteando a los
demás.
Crear incertidumbre, miedos, angustias, inseguridad,
sumisión, y un largo etcétera de sensaciones desagradables, son la máxima de
algunas personas que están en este mundo porque tiene que haber de todo.
De ellos, suele decir mi padre, que no se merecen ni
el oxígeno que respiran.
Alguien me dijo una vez que estas personas también
tienen madre.
Evidentemente, la “señora de vida alegre” que los parió.
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