Por las circunstancias acaecidas en el día de hoy,
al llegar a casa, ya un tanto agotada, pero sin un ápice de sueño, mi mente y
mis manos se han volcado en internet en la búsqueda del significado de la
palabra cambio. Esta palabra me ha acompañado, cual perrito faldero, a lo largo
de todo el día.
Wikipedia en su enlace http://es.wikipedia.org/wiki/Cambio, me ha
ofrecido el siguiente significado:
Cambio es el concepto que denota la
transición que ocurre cuando se transita de un estado
a otro.
En sí no me dice nada que no sepa, pero me permite
analizar y reflexionar y entonces se me viene a la mente una frase de Albert
Einstein (creo): “Si buscas resultados
diferentes, no sigas haciendo lo mismo”.
Tampoco me aporta mucho, pues realmente no buscaba
resultados diferentes.
Mi mente ha seguido revolviéndose en sus recuerdos
hasta llegar a la universidad, a la clase de sociología (¡que bonita asignatura!)
cuando el profesor Pérez Rubio nos habló de la Teoría del Cambio.
Desde entonces ha llovido mucho (unos años más y
otros menos) y se ha seguido escribiendo mucho al respecto, pero en todo
momento se habla de un cambio buscado y deseado.
Y mi pregunta es: ¿Qué resuelve esta teoría cuando
es el cambio el que te busca a ti y una vez te atrapa no te suelta?
Creo que en algún momento me he visto envuelta en la
Teoría del Cambio de alguien. Hoy soy un factor dentro de un flujograma o mapa
estratégico. Me ofrecen, que no imponen, el cambio, sin embargo mi decisión
afectará a otros componentes, que a lo mejor no tienen la opción de elegir.
De momento y en proceso de asimilación del cambio,
dedicaré el fin de semana a pensar en otra cosa, pues de lo contrario, el
lunes, cuando se ejecute el cambio de puesto de trabajo quizá llegue demasiado
agotada y no encuentre la nueva ubicación, ni al nuevo jefe, ni a los nuevos
compañeros ni a mi nueva yo.
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