¡Estoy de
vacaciones en mi casa!
Cualquiera que
lea esto debe pensar que hay algún error. O no estoy de vacaciones o no estoy
en mi casa.
Pues no, todo
es correcto.
Aquellos que
están todo el día en casa, disfrutan sus vacaciones yendo a casa de los demás,
a la playa, a la montaña, haciendo turismo rural o de ciudad. Y hay quien
decide pasar sus vacaciones corriendo de un lado para otro intentando hacerlo
todo a la vez.
Como ese es el
día a día al que me veo sometida durante el largísimo ejercicio laboral, este
año he decidido que voy a disfrutar mis vacaciones descansando de verdad. Y
como dice el refrán, “a uno en su casa hasta el culo le descansa”.
Me levantaré
tarde, observaré rincones de mi casa que ya me resultan desconocidos, duchita,
paseítos por los alrededores que están tan cambiados que si me descuido me
pierdo para llegar, algún que otro café con amigos a los que de diario me
resulta imposible ver, siestas sin despertadores ni llamadas (porque tendré los
móviles apagados y los fijos desenchufados de la red), alguna salida nocturna a
los bares de moda que no sé ni cómo se llaman, (tendré que preguntar por ahí
como si estuviera en una ciudad ajena). Tiempo para leer en mi cómodo sillón,
para enredar en internet, para ver alguna que otra película de actualidad y
algún clásico que otro, que siempre amenizan y apetecen.
Podré visitar
monumentos (que en mi localidad hay muchos) que seguramente estarán cambiados
desde que no los veo. Algunos estarán remodelados o restaurados y otros más
cochambrosos.
Visitaré alguna
exposición, que dicho sea de paso no tengo ni idea de dónde ni de qué, por lo
que tendré que buscar en las páginas de ocio y cultura.
Este año, por
un módico precio, y dado como está la economía, es de agradecer, espero pasar
una de las mejores vacaciones de mi vida, haciendo lo que me apetece, cuando me
apetece y donde me apetece y además, como no voy en grupo no tendré que
adaptarme a los caprichos ni deseos de nadie.
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