martes, 14 de agosto de 2012

HOY, CONVERSAR ES HABLAR DE CRISIS.


He llamado a un amigo al que hace tiempo que no veo para felicitarlo por su cumpleaños. Tras las primeras frases de puesta al día de la situación, tanto familiar como laboral, de cada uno, nos hemos visto inmersos en una conversación socioeconómica que no ha tenido desperdicio.
Obviamente, no encontramos soluciones a corto plazo, y el largo plazo se nos ha hecho tan largo que nos ha parecido que no solucionaba nada.
El final de la conversación resultaba un poco apocalíptico, sobre todo cuando hemos hecho un repaso de las empresas conocidas que han caído o que están al borde del precipicio. Y nos hemos tenido que terminar riendo pues vamos directos al hoyo y ante esa situación o te ríes o lloras y como estábamos de cumpleaños, hemos decidido que mejor reír.
Quiero pensar que estamos tocando fondo, y que más vale temprano que tarde, empezaremos a remontar.
La teoría de la conspiración está empezando a tomar forma en mi cabeza y la única razón es que es imposible tomar decisiones tan desacertadas y hacer las cosas tan mal por error. La inutilidad fue una buena excusa durante un tiempo, pero sinceramente, empieza a no colar. La venganza era otra opción, pero no está muy claro contra quien. El favorecer a unos frente a otros dejó de tener sentido en el momento en que todo el mundo está jodido. Unos más y otros menos, pero jodidos al fin y al cabo.
Me da rabia tener que dar la razón a los pesimistas y a aquellos que llevan tiempo diciendo que estamos como estamos porque hay intereses ocultos (y no tan ocultos que los empiezo a ver hasta yo). Vamos, que es obvio que Alemania, Francia y otros por el estilo van a sacar tajada de todo esto.
O Europa remonta o España se hunde. Curiosamente aquello que nos iba a aportar seguridad y estabilidad se ha convertido en la losa que nos hunde cada día un poquito más.
Y como decía mi amigo, esto nos pilla entrando en los cuarenta, por si teníamos poca crisis, una más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario