lunes, 27 de agosto de 2012

RUTH Y JOSE


Al levantarme esta mañana el primer comentario que llegó a mis oídos fue que ya habían aparecido Ruth y Jose.
Durante un segundo, o quizás menos, tan sólo fue un instante, pero mis pulmones se llenaron como si en ese momento hubiese aprendido a respirar. Y tan solo fue ese instante porque la frase continuó con que habían aparecido calcinados en una finca propiedad de los abuelos.
Sentí como si una espada se me hubiera clavado y me desinflara, echando todo el aire que se me antojaba envenenado.
No soy nadie para hacer juicios ni declarar culpables, pero recordé a mi abuela en sus procesos de investigación de trastadas diciéndonos que al que no dijera la verdad se le caería una mano o le engordaría la lengua o algo así y entonces, con las lágrimas haciendo fuerza por salir de mis ojos me hubiera gustado que ese proceso de detección de culpables se hiciera realidad en este caso y en otros tanto, donde realmente, lo único que se sabe es quienes eran los inocentes y por desgracia las víctimas.
De momento se seguirán los procedimientos establecidos y llegarán a nuestros oídos aquellas cuestiones, que no siendo secreto de sumario, tenga relevancia o morbo, que en definitiva es lo que más vende. Y con un poco de suerte al desgraciado o desgraciada que les ha robado la vida, cuando casi no había comenzado, pasará muchos años de la suya en la cárcel. Que así sea.

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