Tengo un vecino
en el barrio que debe ser una divinidad. Su nombre es Pedro y oigo su nombre
unas 20 veces al día a las horas más variopintas. A veces suena como Penélope
Cruz cuando gritaba el nombre de Pedro Almodóvar anunciándole el óscar, otras
veces como Heidi llamando a su mejor amigo, pero la mayoría de las veces
parecen que estén llamando al mismísimo diablo.
El niño, o
tiene una sordera galopante o el mejor escondite del mundo y más cara que
espalda, porque no suele aparecer hasta que el que lo está buscando está
totalmente desgañitado.
Con un poco de
suerte yo empezaré a cerrar las ventanas dentro de poco y viviré ajena a las
aventuras del crío.
Bendita
criatura. Me compadezco de esos padres y de los que lo tengan que tener cerca a
diario.
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