La elección de la película quizá no haya sido
acertada: 12 años de esclavitud. Lo bueno, que he podido llorar, sobrecogerme y
taparme los ojos y los oídos a mis anchas. No molestaba a nadie y nadie podía
decirme nada.
Para ver esta película y disfrutar de ella, hay que
ir concienciado, tener claro lo que vas a ver y asumirlo: mucha injusticia, sufrimiento,
indignación, pena y ni un ápice de esperanza. Todo el salvajismo y la maldad de
la que es capaz el ser humano. La esclavitud.
El protagonista, después de esos doce años consiguió
su libertad, pero todos aquellos que quedaron allí, y los que llegaron después
y los que nacieron y murieron esclavos… Una barbarie con un grado de realismo
impactante.
La interpretación, magnífica y el dolor que
trasmiten, tremendo.
La anécdota la aportó el tráiler que pusieron antes
de comenzar la película, Yo, que me asusto de mi propia sombra y que de las
películas de miedo no veo ni las carteleras, tuve la bendita suerte de que me
pusieran el tráiler de la “La hermandad”. No lo tengo muy claro, pero creo que debe
ser de las últimas, de terror, que ha hecho Belén Rueda y que por supuesto no
pienso ir a ver. Ahí también pude chillar, pero creo que ni la voz me salía del
cuerpo.
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