lunes, 25 de junio de 2012

UN BOMBÓN AL DÍA

Estos sucesos acaecieron el viernes, pero mis problemas con internet, imposibilitaron su publicación en la fecha adecuada. Tras recuperar mi conexión (por enésima vez), procedo a subri el texto.
A veces cuesta comenzar el día, pero cuando comienza como el de hoy, cuesta un poco más.
En el intento de preparar el desayuno diario, una botella de aceite que se ha deslizado, sin permiso previo, hasta caer desde una altura considerable, ha ido derramando todo su contenido sobre todo aquello con lo que ha ido topando, (incluida yo). El impacto final contra el suelo, ha tenido su gracia final con la expansión de cristales rotos.
Proceso de limpieza y pasar por la ducha han sido el siguiente paso cuando rozaban las siete y media de la mañana. Eso sí, muy hidratada con aceite de oliva.
Mientras me duchaba, un bote de gel ha cobrado vida y él solito ha saltado desde su soporte para golpear con mucho estilo el grifo de la ducha. Este, en tono de venganza por el golpe recibido, ha dejado escapar un chorro de agua por la parte en la que está unido a la pared que colándose por el hueco de la cortina de la ducha regaba enérgicamente el espejo, el lavabo, el suelo y el mueble del baño.
Después de enjuagarme y colocarme el albornoz mientras sujetaba la cortina de la ducha para que el agua no siguiera expandiéndose convirtiendo el suelo del baño en una auténtica pista de patinaje, he procedido a llamar al fontanero de urgencia.
Mis intentos por desmontar el grifo tras cortar la llave de paso han sido inútiles, pues además de no contar con las herramientas adecuadas, me quedaba sin tiempo para llegar al trabajo.
Consciente de que llegaba tarde, le he dado las indicaciones oportunas al fontanero y he salido pintando. Mi abuelo en estos casos siempre decía “vísteme despacio que tengo prisa” y tenía toda la razón del mundo. La salida de mi casa me ha costado volver dos veces, la primera porque me quedaba el móvil y la segunda porque no llevaba las llaves del coche.
Cuando por fin procedía a abandonar el hogar y pensando que hay días en los que es mejor no levantarse, he tenido un momento de lucidez y he ido a buscar un bombón con la intención de darle otra oportunidad a este extraño día.
El efecto no ha sido inmediato, sin embargo, he de decir que la cosa ha ido mejorando considerablemente a lo largo del mismo.
Mi recomendación, por tanto, comenzar el día con un bombón.



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