Dicen que el dinero no da la felicidad, pero la pobreza tampoco y las penas con pan son menos penas.
Me hace gracia el día de la lotería de Navidad, donde es costumbre que los no premiados hagan alusión a su buena salud, como si no fuera mucho mejor tener toda esa salud y además unos cuantos ceros (de los que van a la derecha de otro numero) en la cuenta bancaria.
En fin, el que no se consuela es porque no quiere.
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