No sé si con un bañito de nada se podría dar por
abierta la temporada de verano, pero como no vamos a ser más papista que el
Papa y hasta el 21 no entra oficialmente, diremos que estamos en pretemporada.
Ayer, así como quien no quiere la cosa, a las dos
menos cuarto tuve mi primer entrenamiento a fondo. Me lancé a la piscina, que
todavía se estaba llenando con una fresquísima agua de pozo, que creo que debía
rondar los cero grados y me hice los largos correspondientes para ir
adaptándome al medio. Estuvo bien, pues después de unos diez minutos, más o
menos, ya no sentía frío. Aunque tampoco sentía calor. En realidad no sentía
nada porque había perdido toda la sensibilidad de mi cuerpo.
Como dicen que el verano se prevé un poco inestable,
iremos aprovechando cada día de calor para disfrutar de la piscina, con la
intensidad que se merece, como si ese día fuese el último.
El período de descuento ha comenzado y en cuatro
días llega oficialmente. Algunos lo estamos esperando con muchas ganas.
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