La alegría ha durado casi un par de días, el tiempo
que he tardado en ver un telediario. No es por ser pesimista, pero a pesar de
las risas y los buenos propósitos iniciales,
esto pinta cada vez peor. Mas y su independencia, el aborto, atentados en Beirut,
el conflicto en Siria, la economía que dicen que suben, pero que los ciudadanos
notan que baja… y un sinfín más de situaciones que a mí me parecen aterradoras
y que cada vez más, y supongo que debido a mi edad, me producen auténtico pavor
y se me asemeja al preludio de algo peor.
Pero como no hay que ser alarmistas, prefiero
quedarme con los brindis que ayer unos amigos y yo hacíamos por cada uno de
nuestros nuevos propósitos para este año. Al principio, prudencia, como
siempre, pero la cosa se fue animando y menos mal que eran brindis sin alcohol,
porque sino la cogorza podría haber sido buena.
Ahora, una vez tenemos claros los objetivos, que
cada unos establezca su estrategia y a por todos, no nos vaya a pasar como a
algunos, que enviaban mensajes diciendo que este año querían cumplir los
objetivos del 2013 que deberían haber cumplido en el 2012, que prometieron en
2011 y estaban planificados para el 2010.
Eso sí, a objetivo cumplido, brindis al canto.
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