martes, 21 de enero de 2014

SIMPLEMENTE RANCIAS

¿Cómo se consiguen unas palomitas recién hechas con sabor a rancio? No tengo ni idea, pero yo lo he hecho. Eso me pasa a veces; consigo cosas sin saber cómo.
Podría haber sido un nuevo sabor ya preestablecido desde fábrica, pero no, he mirado la caja y ponía clásicas.
Es así de lamentable. He generado basura sin un aprovechamiento previo.
Entre presentaciones, gráficas, informes y normativa, preveía una larga noche que pensé amenizar con algo de palomitas y una coca-cola. ¿Qué vamos a hacer? No todo podía ser perfecto.
Después de pensar un rato y observar el envoltorio buscando la fecha de caducidad o alguna otra indicación que pudiera haberme saltado, he llegado a la conclusión de que se han debido volver rancias al contacto con mis manos. Debe ser que me lo han pegado esta mañana, mientras por cuestiones laborales he mantenido contacto con una persona muy, muy rancia, asqueada de la vida y que lo intenta disimular con aires de grandeza y una postura un tanto altiva.
He tenido suerte, porque al igual que hay materiales que conducen la electricidad, yo debo ser una buena conductora de lo rancio, y en vez de acumularlo en mi cuerpo he convertido en víctimas a unas pobres palomitas.
La próxima vez que las haga, será para disfrutar de una película o de buena compañía. Ahí seguro que, como suele suceder cada vez que las hago, me saldrán ricas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario