Estos balances anuales se van complicando cada vez
más y pronto habrá que hacer un curso para aprender a contarlos. Hay que contar
los amigos con los que se ha cenado o comido en estos días, con los que se han intercambiado
felicitaciones por WhatsApp, bien de forma individual o a través de grupos, con
los que ha habido intercambio de correos y, por supuesto, los que han hecho
felicitaciones genéricas a su gran lista de amigos colgándolas en su muro del
facebook o de cualquier otra red social. Importante no contar varias veces a la
misma persona si el contacto ha sido por varios medios o incluso si se han
usado también las herramientas tradicionales como la llamada telefónica o la
visita en casa.
Ironías aparte, si es cierto que las redes sociales
están llevando el tema de la amistad a unos niveles de exigencia tremendos. Si
además le unes la falta de intimidad que la mayoría de los aparatos te ofrecen
delatando tu presencia cuando estas conectado, escribiendo o vaya usted a saber
lo que estás haciendo, pero que sepas que sé que estás ahí…ya no hay donde
esconderse. A veces hasta me da miedo tocar algún botón, porque sé que el “gran
hermano” me vigila.
No aceptar a alguien como amigo en la cuenta de
facebook, puede provocar conflictos que pueden llegar a tener la categoría de
internacionales. Quizá el motivo sólo sea que a ese amigo no le interesen las
publicaciones del otro, sin que ello suponga ninguna merma en su grado de
amistad. Pero no. Hay que aceptarlo por narices o correr el riesgo de que bajes
uno o varios niveles (incluso que quedes fuera) en la lista real de amigos.
A mí, me ha pasado hace unos días con alguien, que
brazos en jarra me pedía explicaciones de por qué no había aceptado su
solicitud de amistad en facebook que me había enviado tres días atrás. La
respuesta que me apetecía darle no procedía por el lugar donde nos
encontrábamos (el pasillo del hospital), por lo que me limité a decir que entro
poco y que aún no la había visto. Inicialmente he evitado el conflicto
agregándola a mi lista de amigos, aunque puede que la cosa se agrave, en cuanto
aparezca alguna publicación que no me parezca adecuada y la tenga que eliminar.
Debo ser la única usuaria de esta red social que no
se ha planteado la amistad de nadie cuando al enviar algunas solicitudes de
amistad, estas, no han sido aceptadas. Visto lo visto, a lo mejor debería darme
por aludida, aunque también me pueden tachar de exceso de susceptibilidad. A
estas alturas, una no sabe ya como acertar.
Como tengo claro que soy un bicho raro, de momento
seguiré midiendo la amistad por los parámetros que ya tenía anteriormente,
seguiré contestando a los WhatsApp cuando pueda, quiera y me apetezca y
contestaré a las llamadas de la misma forma.
La amistad se gana, y a veces se pierde, pero desde
luego, nunca se exige
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