Ha llegado el verano y se ha instalado de pleno. Los
cuarenta grados nos acompañarán durante unos días y creo que lo hacen a modo de
aviso, que no de amenaza. “Soy el verano, estoy aquí y esto es lo que
corresponde a mi tiempo” debe pensar el verano.
Como voy intercalando lectura en papel con libros
electrónicos, hoy le ha tocado al formato de toda la vida, con su peso y con
sus páginas que, a veces, al pasarlas, se quedan pegadas entre los dedos.
El ventilador, que esta noche me ofrecía una ligera
brisa, se encargaba en algunos momentos, aunque no siempre oportunamente, de
ayudarme en la tarea de pasar las páginas.
La temperatura, aunque elevada, todavía es
soportable. Y en ese pensamiento andaba cuando, supongo que a consecuencia del
calor, me he acordado del Sáhara y he
recordado que me ha llegado un mensaje con la puplicación del número 39 de Shukran y el resumen de noticias del mes de junio.
Como todos los meses, mi lectura completa será
posterior a la publicación de esta entrada, sin embargo, en un primer vistazo
me ha llamado especialmente la atención el artículo “¿El principio del fin?”. Trata
sobre las Vacaciones en Paz del 2013 y sus dificultades de continuidad, y a
pesar de no haber sido nunca familia de acogida para ninguno de esos niños, sí
que es un tema con el que estoy especialmente sensibilizada.
Las dificultades de las que habla el artículo son
reales, al igual que lo son las mil situaciones que se dan cuando vienen y que
nada tienen que ver con lo que está marcado en el artículo como el objetivo de
este proyecto. Sin embargo, sí que desde todos los estamentos, se debería hacer
un esfuerzo para que este, no sea un asunto más de los que caen en el olvido.
Ese olvido al que hace referencia Conchi Moya, una de las colaboradoras.
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