¿Sola
o con pareja? ¿Alguna postura rara o lo haces de lado, boca arriba o boca abajo
como todo el mundo? ¿Te mueves mucho? O eres más bien tranquila. ¿Alguna
enfermedad relevante? ¿Alguien más a quien preguntarle?
Con esta
tanda de preguntas cualquiera diría que en vez de estar en una tienda para
comprarme un colchón, estaba en la consulta de un sexólogo.
En
fin, tras contarle todas mis intimidades a un señor que no conocía de nada, he
tenido que terminar consultando a mi fisioterapeuta para tomar tan
trascendental decisión, pero al final lo he conseguido. Si no se produce ningún
altercado, mañana tendré mi nuevo colchón en casa.
Eso
sí, para los que os vayáis a embarcar en esta aventura, lo último es la viscoelástica
con muelles, y os lo digo por ahorraros el mini master que os encajan a la
mínima que preguntéis.
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