Se nota que ha llegado Agosto y ha entrado fuerte.
Al parecer el viento del Sáhara ha venido a
visitarnos y además del calor, nos ha regalado su calima. Pues bienvenida sea.
Por si eso fuera poco, Agosto es un mes en el que
España se paraliza. Todo el mundo está en situación vacacional, prevacacional o
posvacacional. El que está de vacaciones, pues eso, de vacaciones, o sea, que
no está, y los demás, como dice el chiste, como si no estuvieran. Los “pre” con
los preparativos y los “pos” con la depresión. Tan sólo observaremos movimiento
en los días en los que se produce la rotación, es decir, como a mitad de mes,
cuando todo el mundo decide moverse a la vez. Los que no estaban que vuelven y
los que se habían quedado, que se marchan. Y si hay algún despistado que no
tiene vacaciones, pues se hace alguna excursión el día 15 que para eso es
fiesta nacional, y con un poco de suerte pilla puente.
Si ya en condiciones normales, la frase “vuelva
usted mañana” se formalizó como frase nacional, en este mes se puede ver
incluso modificada por la de “vuelva usted el mes que viene”. Y aunque era una
frase muy típica del funcionariado español, se ha estandarizado tanto que, hoy
por hoy, te la suelta ya cualquiera, incluido mi mecánico, que hace una semana
que me tiene retenido el coche y todos los días me repite aquello de “vuelva
usted mañana”. Lo que no sé es en qué grupo encuadrarlo, si en el de “pre” o el
de “pos”, pero por Dios que no me toque la modificación de “el mes que viene”.
A personajes así, cuando soy yo la que les tiene que
echar un cable, siempre se me viene a la cabeza la opción de devolverles la
jugada y tenerlos mareados unos días, pero como soy una boquerona y en el fondo
no soy nadie, al final les agilizo los trámites y que el que vuelva mañana, sea
otro.
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