El mismo día nosotros celebrábamos el sexagésimo
octavo cumpleaños de mi madre.
En sus buenos momentos, tenía su genio, pero nunca
pasó de “sargento chusquero”. Ahora ya, va entrando en la categoría de “querida y
adorada madre” que con el trascurso de los años se ha ganado a pulso.
Toda una celebración como Dios manda que esperamos seguir repitiendo durante muchos años.
Toda una celebración como Dios manda que esperamos seguir repitiendo durante muchos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario