Después de un intenso día, la noche ha traído algo
de tranquilidad y muchas risas, porque una cena de primos puede resultar muy
divertida, cuando comienzan a aparecer viejas historias y anécdotas de nuestra
infancia.
Tras una representación musical protagonizada por
los niños, hemos comenzado a recordar la música que por aquellos entonces amenizaban
nuestras tardes de juegos y tirando de los Smartphone con tarifa de datos que
prácticamente todo el mundo tiene, hemos vuelto a escuchar las canciones de
Parchís, Enrique y Ana, Botones y Regaliz.
Todavía permanecen en nuestra memoria la mayoría de
las canciones y unas veces a dúo y otras a trío rememorábamos aquellos momentos
en los que, en unos playbacks que no tenían desperdicio, imitábamos a los que
entonces eran nuestros ídolos.
Alguien ha hecho mención a las chucherías de aquella
época, haciendo especial hincapié en los cigarrillos de chocolate y los
caramelos de cubalibre. Y es que desde pequeños ya nos inculcaban esas cosas
que ahora llaman vicios.
Detrás de unas risas generalizadas, hemos llegado a
una conclusión: “Después de todo eso, no hemos salido mal de todo”
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