Ayer tuvo lugar en Plasencia la presentación del que
él mismo ha denominado su penúltimo trabajo: Julián Benavente Huertas “La voz
de la memoria”.
El acto se realizó en el Centro Cultural “Las
Claras” a las 8:30 de la tarde y la sala estuvo llena.
Yo me he traído un ejemplar firmado por el autor.
Todo un lujo del que disfrutaré cuando finalice estas líneas.
En el transcurso de la presentación se han echado de
menos dos figuras importantes, por un lado a Julián Chaves Palacios, conocido
historiador, profesor de Historia Contemporánea, director del proyecto de
investigación Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura y autor de
numerosos libros, al que me hubiera encantado escuchar en persona, pero que por
motivos docentes-laborales no ha podido estar presente, y por otra parte a
Víctor Chamorro, reconocido escritor y recién premiado “Medalla de Extremadura”
con el que habría disfrutado mucho escuchándolo, pero que motivos personales le
han imposibilitado su asistencia.
Una vez nombrados los que han faltado, toca destacar
la actuación de los que sí, a mi gusto, han sabido dar un toque especial a la
presentación.
Para Alba Plata TV, ha presentado el acto José Luis
que ha dado un toque de frescura y espontaneidad con sus palabras.
La intervención del Señor Alcalde de Plasencia, Don
Francisco Pizarro, ha aportado solemnidad, una mirada atrás y un adecuado
reconocimiento a un trabajo bien hecho.
José Mª además de breve, como suele ser él, ha sido
concreto en sus agradecimientos, incluyendo a la familia de Julián Benavente
Huertas, quienes han sido un pilar importante en el proceso de documentación.
Sin embargo, la parte de ruegos y preguntas,
prudente en sus inicios, han ido poniendo la puntilla a los esfuerzos
realizados en la elaboración de esta obra.
Las personas que han hablado, de las que desconozco
el nombre, pero que entiendo que son más que conocidos en el entorno del autor
han ido destacando parcelas, unas escritas y otras no, de la laboriosa
investigación que conlleva un libro así.
Ha habido mención a los trabajos anteriores y cómo
no a sus documentales; trabajos todos, que con su toque didáctico, pues eso le
puede, están ahí y perdurarán con el objeto de dejar constancia y conocimiento
de aquellas personas y actos que tienen una importante carga de valor, a veces
histórico, a veces social, y que de otra manera podrían caer en el olvido.
Concienzudo en su trabajo, marca una idea y la
macera, rasca un poco para ver que encuentra debajo y cuando lo tiene claro,
escarba y escarba hasta encontrar todo lo que necesita. Una vez lo tiene todo,
lo recompone, primero en su cabeza y después en su ordenador y así va
realizando trabajos, unos tras otro, donde inevitablemente también va dejando
no sólo constancia de sí mismo, sino parte de su cuerpo y de su alma. En
palabras suyas: “Eso tiene un documental”.
Quedamos pues a la espera de que el resto de sus
trabajos vean la luz y nosotros podamos seguir aprendiendo mientras los disfrutamos.
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